Ayahuasca, un antidepresivo natural

Uno de cada cinco españoles sufren síntomas de depresión tras el largo confinamiento provocado por la pandemia del covid-19. El fenómeno no es nuevo, la depresión es desde hace tiempo una lacra que se extiende en las “sociedades modernas”, pero toma forma de epidemia en estos tiempos de crisis, económica y sanitaria.

¿Puede la ayahuasca ayudar a superar o a mitigar la depresión y otras enfermedades psicológicas y dolencias del alma? Nos ponemos al habla con dos terapeutas, miembros de la Plantaforma, Claudio Kutzwor y Manuel Villaescusa, y con una persona a quien la ayahuasca le ayudó a salir de una grave depresión.

Las propiedades antidepresivas de la ayahuasca son bien conocidas por la ciencia desde hace décadas. La ingesta de la cocción provoca una elevación de los niveles de serotonina que nos hace sentir bien los días posteriores a su toma. Como resume el psicólogo Manuel Villaescusa, «la ayahuasca da sentido a la propia vida y ganas de vivirla».

No obstante, es de rigor no atribuir propiedades milagrosas a la ayahuasca. La ayahuasca no es una panacea, funciona para muchas personas pero no necesariamente para todo el mundo. En este sentido, Claudio Kutzwor, cofundador de Hermanosis, se muestra contundente: «A una persona con depresión hay que recomendarle ir a un terapeuta, no tomar ayahuasca. Si esa persona quiere tomar, porque no le están funcionando los antidepresivos, de nuevo debe hablar con su psiquiatra o su terapeuta, y establecer una contención antes de retirar la medicación».

La interacción entre la ayahuasca y los psicofármacos es controvertida. Muchos facilitadores no admiten en sus sesiones de ayahuasca a personas en tratamiento con antidepresivos. Sin embargo, según apunta Manuel Villaescusa, treinta años de ejercicio de la profesión y quince trabajando con la ayahuasca, «las nuevas generaciones de antidepresivos no suelen entrar en conflicto con el IMAO de la ayahuasca. De hecho, hay psiquiatras en Perú y Brasil que están trabajando simultáneamente con ayahuasca y antidepresivos».

Depresión vs tristeza

“Depresión” es un término que se utiliza con bastante ligereza para definir estados de tristeza, melancolía o bajo tono vital. En castellano incluso tenemos un diminutivo, “estar depre”, para nombrar algo tan banal como volver al trabajo después de una vacación.

La depresión no es eso. «Estar deprimida es no querer vivir, es despertar cada mañana con ideas suicidas», me cuenta M., madrileña de 45 años. «Así estaba yo hace ocho años, cuando la ayahuasca se cruzó en mi camino. Una amiga mía estaba pasando por un mal momento, pero, cuando nos vimos, tenía una expresión de inmensa paz en la cara. “Yo quiero tener esa cara”, me dije».

Ocho años después y decenas de tomas, M. se siente mejor, aunque «queda camino por hacer. Creo que es importante combinar la planta, o las plantas, con la terapia, algo que aún me queda por hacer».

Resumiendo mucho, la depresión es exceso de pasado y la ansiedad, exceso de futuro. En este sentido, la ayahuasca resuelve la ecuación devolviéndonos al presente, allí donde no cabe ni la ansiedad ni la depresión.

Foto: Martín Mejía, AP.

La depresión, a examen

«No sabría decirte cuántas personas de las que llegan a Hermanosis están clínicamente deprimidas, porque no soy amigo de ponerle “camiseta” a la enfermedad», me cuenta Claudio Kutzwor. «Sí te puedo decir que en aproximadamente un tercio de las fichas de entrada que les hacemos a los participantes hay alusiones a la tristeza».

«La depresión es una experiencia común en la población general. No obstante, se tiende a confundir un estado de tristeza intensa con la depresión», explica el terapeuta. ¿Cómo encara Hermanosis la depresión? «Con un enfoque psicoespiritual que combina medicina tradicional con las ceremonias de ayahuasca y la terapia humanista, que nos permiten visitar los hitos evolutivos que están en la base de la depresión, que suelen ser nucleares en la biografía del adulto, y así poder prevenir futuros episodios».

Por su parte, Manuel Villaescusa estima que el porcentaje de personas con depresión que acuden a sus trabajos es relativamente baja: «tal vez uno en cada país, en grupos de 30 o 40 personas», explica.

«Los antidepresivos no curan, únicamente esconden los síntomas de la depresión», -tercia Pep Cuñat, facilitador de tomas de ayahuasca en la Asociación La Maloka, de Barcelona- «pero la ayahuasca sí que cura. Los resultados son espectaculares desde la primera toma». Cuñat, que colabora desde hace años con el psiquiatra Josep María Fábregas, explica el procedimiento para deshabituar a las personas deprimidas de su tratamiento: «Vamos reduciendo la dosis de antidepresivos hasta el mínimo y las empezamos a reemplazar con dosis homeopáticas de ayahuasca. Unas semanas después, el paciente termina en la primera toma, y, dos o tres sesiones después, se ha olvidado de las pastillas».

El factor social

El funcionamiento de ayahuasca es indisociable con el elemento social. Al contrario que otras sustancias, la ayahuasca se consume en tomas colectivas -en “ceremonias”, “sesiones” o “trabalhos”, según quién la convide-, y este factor influye en la capacidad curativo de la planta. Según explica Manuel Villaescusa, «mucha gente se deprime por el aislamiento social. La ayahuasca no se puede estudiar como una planta separada del grupo que la comparte, de la comunidad».

Villaescusa pone como ejemplo uno de sus grupos: «Llevamos años compartiendo la medicina juntos. Se trata de gente que está bien, para lo que la ayahuasca, y el grupo que se ha formado alrededor forma parte de su vida. Nos contamos cómo van nuestras vidas, se crea una parte afectiva que es tan importante como la propia planta. No todo es bioquímica».

Este punto de vista es compartido por M., a quien la ayahuasca y la hermandad del grupo ayudaron a salir de su depresión. «En tu círculo de amistades en la ciudad no quedas con nadie para hablar de tus sentimientos, especialmente cuando estás mal, hay que disimular», me cuenta por teléfono desde Madrid. «En la ayahuasca encuentro gente con la que sí puedo hablar, existe la escucha. En la ciudad eso no existe o, por lo menos, yo no lo he encontrado».

Fuentes:

La psicodélica ayahuasca es puesta a prueba para tratar la depresión’, Arran Frood, Scientific American, 16 de abril de 2015.

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