Cincuenta años de la muerte del ‘Mestre Irineu’, el mesías de la ayahuasca

Cincuenta años de la muerte del ‘Mestre Irineu’, el mesías de la ayahuasca

«O meu espírito eu entrego a deus

E o meu corpo à sepultura».

‘Pisei na terra fria’, Irineu Serra, 1970.

El 6 de julio de 1971 fallecía a los 78 años en su hogar de Río Branco Raimundo Irineu Serra, ‘Mestre’ Irineu, fundador de la doctrina del Santo Daime y considerado por sus deudos y seguidores como el ‘Mesías de la ayahuasca‘, a quien rendían una devoción cercana a la santidad. Ayer, 6 de julio de 2021, todas las agrupaciones de esta religión en el mundo celebran el ‘passagem‘, el tránsito, del ‘Mestre’ Irineu hacia la desencarnación.

La historia de Irineu Serra es digna de un relato mítico. Nieto de esclavos africanos, Serra nació el 15 de diciembre de 1892 en el estado de Maranhão, una enorme y desolada región del nordestre de Brasil. En 1912, Irineu «migró hacia la Amazonia occidental, junto con el flujo de personas que viajaban a la región atraídas por la quimera de obtener fáciles ganancias con la extracción del látex», según relata Edward McRae, el más reputado cronista del Santo Daime, en su libro ‘Guiado por la Luna’ [.pdf].

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Centenario del Padrino Sebastián, el visionario que expandió la ayahuasca más allá de la selva

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«Dios creó una iglesia en forma de liana para que ella pudiese habitar en cada ser puro encarnado en la Tierra», Sebastián Mota, citado por Alex Polari.

Los caminos de la ayahuasca son inescrutables. El pasado mes de octubre debería haberse celebrado por todo lo alto en el Cielo de Mapiá, la comunidad amazónica donde se asienta la sede del Santo Daime /ICEFLU-  el nacimiento de Sebastián Mota de Melo, el Padrino Sebastián, refundador del Santo Daime, el movimiento espiritual que ha llevado la ayahuasca a medio mundo.

Todo estaba preparado en Mapiá, la “nueva Jerusalén” que fundó Sebastián en los años 80 del siglo pasado. Incluso se ultimaba la construcción de una enorme iglesia en mitad de la selva de Acre, una obra financiada por los seguidores del Santo Daime en Brasil y el resto del mundo. Se esperaba que miles de fieles llegaran desde el último rincón para este homenaje a Sebastián, considerado un santo por quienes le conocieron. Pero la llegada del coronavirus a la floresta convirtió aquella celebración presencial en un movimiento virtual que ha agrupado a miles de personas a través de internet y del Zoom, trascendiendo incluso la nutrida comunidad damista: 20.000 personas en más de 40 países.

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