«La ayahuasca puede ser una bomba atómica. La bomba atómica es la apertura de la conciencia»

El pasado 24 de noviembre, Claudio Naranjo hubiera cumplido 88 años, si no nos hubiera dejado hace poco más de un año, el 12 de julio de 2019. El gran psiquiatra y pensador chileno fue un avezado explorador de innumerables aspectos de la conciencia y, por supuesto, también del uso de psicodélicos como herramienta terapéutica, campo en el que fue pionero en los años 50 y que ahora está volviendo con bríos renovados.

Para celebrar su cumpleaños, Ediciones La Llave presentó el lunes el “nuevo” libro de Claudio, ‘El viaje sanador’, en realidad un clásico escrito en 1970 y publicado por primera vez en inglés en 1973 (‘The Healing Journey’, Pantheon Books) y que, a pesar de sus 50 años, «sigue plenamente vigente», según explicó David Barba -director de la editorial- durante la presentación online del libro, un bonito acto que contó con algunos de los más renombrados discípulos de Naranjo en el mundo, incluyendo a Luis Eduardo Luna, Grazia Cecchini, Manuel Almendro, Fatima Caldas, José María Fábregas, Ben de Loenen o Franzis Elizalde.

Más allá de la presentación de este histórico volumen, el acto fue un sentido homenaje a la vida y obra de Claudio Naranjo, uno de los personajes más influyentes en el campo de la psicología, la conciencia y la espiritualidad durante sus prolíficos 86 años de vida.

En los 90 minutos que duró la presentación se habló mucho de psicología, de psicodélicos y, por supuesto, de ayahuasca, siendo como fue Naranjo uno de los primeros investigadores en empezar a desetrañar el insondable misterio de la planta y de la harmalina, uno de sus principios activos. Estas son algunas de las perlas que dejaron los invitados en este inolvidable homenaje al maestro:

Fatima Caldas, neuróloga y directora del programa SAT en Brasil:

«Claudio integró todo. Fue un hombre muy culto, que nos ayudó a conocer el movimiento profundo de la conciencia, con ayuda de los psicodélicos (…) Igual que la Naturaleza tiene alimentos para la piel y el cuerpo, tiene sentido que también tenga un alimento para el alma. Es más que una medicina, es un alimento. (…) La utilización de esas sustancias [psicodélicos] requieren un respeto profundo, un conocimiento como el que tienen los pueblos indígenas. No podemos pensar que todo el conocimiento está en la ciencia, ésta tiene que abrir sus ventanas para nutrirse con el conocimiento de los indígentas».

Manuel Almendro, psicólogo e investigador del chamanismo:

«Yo ya tenía experiencia con psicodélicos antes de conocer la ayahuasca, pero tenía la corazonada de que eran los indígenas los que tenían el conocimiento. Con los maestros indígenas abrí puertas que son imposibles por alcanzar. Los psicodélicos pueden curar, pero cuidado con la codicia, que no nos vuelva a pasar como en los años 70, que se tuvo que parar la investigación, porque los psicodélicos abren campos y son los indígenas los que conocen estos campos.

Yo creo que tienen razón los que hablan de la “maldición de la ayahuasca” porque ha salido de su lugar de origen. Los indios se preparan durante muchos años con dietas de plantas, que no sólo son ayahuasca, de preparación del cuerpo, del corazón, de la mente… la ayahuasca puede ser una bomba atómica, porque lo que está siendo una bomba atómica es la apertura de la conciencia. Estamos en un mundo dominado por la mente dual, que es una mente destructiva, porque estamos en las puertas de la conciencia. Creo que desde algún lugar, Claudio me está aplaudiendo por lo que digo».

Grazia Cecchini, psicóloga, profesora de programas SAT, responsable del área de educación de la Fundación Claudio Naranjo.

«No es verdad que los países hicieran una guerra contra las drogas, sino una guerra contra la conciencia que podía traer las drogas (…) El trabajo de Claudio con los psicodélicos no consistía únicamente en tener una experiencia con sustancias, sino preparar el terreno y dentro de este terreno hay un momento puntual en el que te invitaba a esta experiencia, que era un acelerador de procesos. Es una experiencia que está dentro de un camino: hay un antes, un durante y un después. Todas estas experiencias han sido inolvidables, era un verdadero camino. Claudio trae una cultura que va mucho más allá del enfermo mental, o quizá podríamos decir que todos seamos enfermos mentales, en el momento que no somos conscientes, no estamos integrados.

Estas sustancias nos abren a dimensiones misteriosas que nos asustan. Con estas sustancias, y con un maestro que te abre esta puerta, tú puedes acceder a partes tuyas que o bien te asustan o bien no conoces (…) Esto es una particularidad de Claudio: ser capaz de trabajar en grupo con psicodélicos con sustancias como la ibogaína».

José María Fábregas, psiquiatra, especialista en adicciones.

«Puede que la ciencia sea soberbia, pero también tiene el rigor de reconocer que se equivoca. Esa es una de las ventajas de la ciencia, permite proponer y sugerir y darnos cuenta de que nos equivocamos. Ahí tenía algún desacuerdo con Claudio, lo que no quita que no fuera un visionario; tiene un mérito increíble que empezara a usar las plantas en los años 70 desde la Univesidad de Chile (…) Los psicodélicos van a experimientar un enorme crecimeinto en los próximos años pero lo que va a crecer es la mirada de la ciencia, no las iglesias ni los chamanes».

Francis Elizalde, psicólogo, psicoterapeuta Gestalt:

«’El viaje sanador’ es un escrito con mucha seriedad. Es un libro muy científico, y, al mismo tiempo, es un libro sobre psicoterapia muy interesante incluso para gente no interesada en las sustancias (…) Hacer terapia no siempre es mejorar. Ya dijo Dante que cuando se encontraba perdido vio una montaña y la quiso escalar, y su guía le dijo “no. Hay que bajar”. ¿Cómo no vamos a estar enfermos si hemos sido domesticados como animalitos? Y nuestra percepción natural ha sido teñida tan minuciosamente que apenas nos quedan destellos de las sensaciones directas entre yo y el mundo, cuando el mundo y yo es la misma y única cosa».

David Barba, escritor, divulgador y profesor universitario:

«En esos tiempos en que la terapia psicodélica era tan legal como la aspirina, Claudio publicó este libro (‘El viaje sanador’), que sirvió de inspiración a toda una generación de buscadores psicodélicos. Sus contenidos son sorprendentemente vigentes (…) Las sustancias que trata en el libro MDA, MMDA, harmalina, uno de los componentes de la ayahuasca, e ibogaína, principio activo de la iboga, una planta africana que tiene efectos muy interesantes en el tratamiento de adicciones».

Claudio Naranjo (citado por David Barba):

«La autoconciencia es contagiosa, y los momentos de autodescubrimiento, una vez comunidados adecuadamente, pueden ser un regalo de conciencia a los demás».

Enlaces:

‘El viaje sanador’, en Ediciones La Llave.

‘Presentación online de ‘El viaje sanador’, YouTube.

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