En julio de 2019, la ciudad de Oakland (California, EE.UU.) aprobó por unanimidad una moción para descriminalizar el cultivo y el consumo de ayahuasca, peyote, iboga y hongos alucinógenos. Aquella iniciativa fue posible gracias al tenaz trabajo de educación y ‘lobby’ de un joven movimiento con el apropiado nombre de Decriminalize Nature, al frente del cual estaba un californiano de sangre mexicana, Carlos Plazola, que apenas unos meses antes había tenido su primera experiencia con plantas maestras, concretamente con hongos psilocibe. Aquel viaje iniciático sirvió para cauterizar un trauma intergeneracional, relacionado con la explotación de sus ancestros chicanos en EEUU.
Desde aquel éxito inicial, el movimiento no ha dejado de crecer y ya se extiende por más de 100 ciudades de Estados Unidos -donde ha conseguido la despenalización de las plantas maestras en 14 ciudades– y ya está presente en otros países, «igual que setas brotando de un micelio», nos explica Plazola en esta entrevista vía Zoom entre Oakland e Ibiza.
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