Extracto del único libro en español de Benny Shanon, investigador israelí de la ayahuasca recientemente fallecido
Benny Shanon (Tel Aviv, 1948), antropólogo e investigador de la ayahuasca, falleció el pasado 30 de enero en Jerusalén. La obra más reconocida de Shannon, ‘The antipodes of the mind’ (2002), no fue traducida al castellano, como tampoco lo fueron el resto de sus libros.
El único texto del estudioso israelita traducido al castellano es un capítulo del libro ‘Ayahuasca y salud’, recopilado por Beatriz Labate y José Carlos Bouso, y publicado por Liebre de Marzo en 2013. Concretamente, Shannon aporta uno de los 22 capítulos que integran la compilación: ‘Momentos de ‘insight’, sanación y transformación: un análisis fenomenológico cognitivo’.
Hemos extraído un fragmento del citado texto, en homenaje al autor. Contiene, como muchos de sus escritos, testimonios personales de sus vivencias con la ayahuasca, lo que permite aproximarnos, al menos levemente, a la persona detrás del estudioso. El fragmento forma parte del parágrafo ‘La dimensión religiosa y espiritual’ y describe uno de los principales intereses de Shanon: la experiencia mística y la aproximación a lo divino durante la ayahuasca.
La dimensión religiosa y espiritual
Como he señalado antes, una faceta importante de la experiencia con ayahuasca es la dimensión espiritual y religiosa. En todos los contextos tradicionales e institucionalizados de la ayahuasca, el consumo del brebaje de plantas es un sacramento, un ritual sagrado. No es casual que las plantas psicoactivas hayan sido llamadas plantas de los dioses (Schultes y Hofmann, 1979) y que para muchos, el término enteógeno (es decir, lo que saca al dios de adentro), está actualmente reemplazando a los antiguos y (para algunos), peyorativos términos «alucinógeno»y «psicodélico». Lo que la experiencia de encontrarse con lo divino significa, es un asunto muy privado que cada individuo tiene que determinar y establecer.
Cualquiera que sea la manera y el modo de su interpretación, es probable que la experiencia tenga un gran impacto sobre las personas. A menudo, este impacto es muy duradero, teniendo como resultado cambios radicales en los sistemas de creencias de las personas, así como en sus actitudes y comportamientos. Personalmente, si tuviera que elegir un sólo efecto de la ayahuasca que haya tenido el impacto más importante en mi vida (hubieron muchos y escoger uno no es para nada fácil), diría que antes de mi encuentro con el preparado de plantas yo era ateo (solía definirme a mí mismo como un intelectual del tipo europeo medio del siglo XIX, que es un ferviente ateo con una fuerte afinidad a la historia judía y su tradición académica), y ahora, una década y media después, ya no lo soy.
«Me he encontrado con lo divino»
Del mismo modo, un significativo número de informantes a los que he entrevistado indicaban que la principal lección que habían recibido de la ayahuasca era religiosa o espiritual: «la ayahuasca me mostró que Dios existe», «he llegado a apreciar el lugar de lo sagrado en la vida humana», «me he encontrado con lo divino», son todas afirmaciones que he oído a más de una persona decir. Hay muchos individuos que, en consecuencia de su experiencia directa con ayahuasca, atraviesan una conversión religiosa o espiritual radical. A menudo, el impacto transformador de la ayahuasca es duradero y sus efectos permanecen a lo largo del transcurso de la vida entera de una persona.
Para marcar la conexión directa entre los sentimientos religiosos y espirituales con las visiones, me permito citar un episodio narrado por una de mis informantes al describir el gran impacto que la ayahuasca había tenido en su vida. La informante, dijo que lo más importante que había aprendido de sus experiencias con la ayahuasca era apreciar que Dios existe. Al preguntarle cómo ocurrió esto, ella respondió contándome sobre cómo había visto, con los ojos abiertos, los árboles de su jardín estando interconectados por una red de líneas translúcidas. Esta red, se dio cuenta, unía todo y sostenía toda la existencia. Con esto, su creencia teística se despertó. Debo señalar que el ver, con ojos abiertos, tal red de luz, es extremadamente común con la ayahuasca.
Un episodio en el Putumayo
Para una descripción, continuación contaré dos episodios propios. Las visiones están entre las más poderosas que he tenido con ayahuasca, y ambas tuvieron un efecto a largo plazo sobre mí. La primera tuvo lugar en una sesión con los indígenas de la región del Putumayo, al sur de Colombia. Se me ofreció una alta dosis del brebaje de plantas y el efecto vino rápidamente:
Inmediatamente sentí que era arrojado a un territorio que estaba por encima del planeta y me encontré a mí mismo en medio de lo que interpreté como una lotería cósmica. Mi comprensión era que mi entera existencia, tanto física como mental, estaba en juego: si jugaba bien, me salvaría, si no, perdería todo y perecería, así que para redimirme, comencé a cantar. No hubo una reflexión implícita que me llevara a tomar esta decisión, ni tampoco usé como recurso a pasadas experiencias con la ayahuasca (como sería el caso hoy). Durante 6 u 8 horas, estuve cantando continuamente alabanzas a Dios. Las palabras que espontáneamente salían de mi boca eran (en castellano) Gloria a Dios; la melodía estaba siendo compuesta según iba cantando. Al cantar, me encontré rodeado de un inmenso coro de ángeles –estaba asumiendo el papel principal y ellos me acompañaban-. La música era extremadamente bella. De vez en cuando, al coro se unían grupos invitados que entraban, actuaban, y después se marchaban. Uno de esos grupos (que me impresionó especialmente), fue uno conformado por cantantes negros muy sensuales. La música que tocaban era muy diferente de la cantada por los ángeles, pero todo encajaba muy bien y el significado y propósito últimos de todo ello era uno y el mismo –Aleluya, es decir, alabar a Dios.
Desde entonces he estado cantando cuando tomo ayahuasca, y en muchas ocasiones durante mi vida regular.
‘Ayahuasca y salud’, Liebre de Marzo, 2013.
