Las mujeres de la etnia Baka, que viven en las selvas tropicales de la República Centroafricana, entonan un canto polifónico mientras recogen hongos. Así suena esta melodía entrelazada, convenientemente llamada ‘Mujeres recolectando setas:
Según relata Merlin Sheldrake en su fascinante libro ‘Entangled Life’ -publicado en castellano por Planeta con el título ‘La red oculta de la vida’:
«Mientras caminan recogiendo setas, sus pasos trazan la forma subterránea de la red del micelio y las mujeres cantan entre los sonidos de los animales del bosque. Cada mujer canta una melodía diferente; cada voz cuenta una historia musical distinta. Muchas melodías se entrelazan sin dejar de ser muchas. Las voces fluyen con otras voces, entremezclándose con otras y acompañándolas».
Miles de horas de cantos de los Baka
‘Mujeres recolectando setas’ es una de las miles de grabaciones que recopiló el etnógrafo y musicólogo Louis Sarno durante la década de los 80 del siglo pasado. En las tres décadas que Sarno, originario de Nueva Jersey (EE.UU.) convivió con los Baka en el corazón de África, grabó más de 1.600 horas de estos mágicos cantos polifónicos, algunos de los cuales pueden escucharse aquí o aquí.

La particular historia de Sarno es, cuando menos, tan fascinante como la cultura de las mujeres Baka. Este artículo de Newsweek es un fiel retrato del “pigmeo blanco”.
Prosigue Sheldrake en ‘La red oculta de la vida’:
«’Mujeres recolectando hongos’ es un ejemplo de polifonía musical. La polifonía consiste en cantar combinando varias voces, o contar más de una historia simultáneamente. A diferencia de las armonías de un cuarteto de baladas, las voces de las mujeres nunca se sueldan en un todo unificado. Ninguna voz se rinde a su identidad individual. Si la grabación se reprodujera delante de 10 personas, y se les pidiera que reprodujeran la canción, cada una cantaría algo diferente».
Otro ejemplo de esta embrujadora polifonía fúngica:
«El micelio es polifonía en forma corpórea. Cada voz de mujer es un ápice hifal, que explora un paisaje sonoro por sí sola. Aunque cada una es libre de merodear, sus vagabundeos no pueden ser vistos como separados de las otras. Ninguna lleva la voz cantante. No hay una canción guía. No hay una planificación central. Y, sin embargo, emerge una forma», concluye Sheldrake.
Los Baka y su relación con el bosque
La etnia Baka está formada por unos 30.000 individuos que habitan en las selvas de República Centroafricana y Camerún, una de las zonas más remotas e inaccesible del corazón de África.
Su conocimiento y adaptación a la selva tropical superan por mucho a los de cualquier otro grupo étnico de la región. Hasta hace poco tiempo, otras tribus pensaban (y aún piensan) que los Baka eran capaces de transformarse en animales a través de rituales y pociones, describe este artículo de Last Places.
Los Baka son cazadores-recolectores. El sustento de cada grupo depende de la caza, la pesca y la recolección. El bosque proporciona abundancia de animales, peces, miel, hongos, frutas y frutos secos. La miel es especialmente valorada por el pueblo Baka. Cerca del 30% de su vocabulario está compuesto por palabras usadas para designar plantas. Sus increíbles habilidades y resistencia en el bosque los convierten en cazadores exitosos. El pueblo Baka conoce cada planta y reconoce cada huella de animal, sin importar lo pequeña que sea.

Con información de Wikipedia, Newsweek, Last Places y ‘La red oculta de la vida’.
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