Coca y ayahuasca, ¿mismo destino?

El doctor Jacques Mabit fundó hace 29 años el Centro Takiwasi en Tarapoto (Perú), por derecho propio uno de los núcleos de emanación de ciencia ayahuasquera más importantes del mundo. Libros Enteogénicos acaba de publicar el libro ‘Plantas Medicina y Clínica Terapéutica’, una compilación de artículos del doctor Jacques Mabit en el que penetra con el bisturí de su ciencia chamánica en las plantas psicoactivas peruanas, de la ayahuasca al tabaco, pasando por la coca o la marihuana (¿ángel o demonio?).

A continuación, presentamos un extracto de uno de los capítulos del libro: ‘Coca y ayahuasca, ¿mismo destino?’, en el que el autor traza un audaz y provocativo paralelismo entre dos plantas sagradas bien distintas pero sobre las que se ciernen amenazas análogas, las derivadas de la «apropiación ilegítima» por parte de la sociedad occidental y a la «ilusión espiritual» propiciada por las corrientes de la New Age. La ayahuasca, asegura Mabit, «oculta una potencial toxicidad mental y espiritual mucho mayor» que la coca.

La lección de la coca

De manera paradójica, la hoja de coca constituyó la fuente de la sabiduría ancestral del mundo andino y el epicentro de la cultura Inca que floreció por varios siglos en toda la región de los Andes5 y fue capaz de crear maravillas como Machu Picchu. El habitante de los Andes la consume hasta hoy en día sin que esta haya provocado en él ni dependencia ni adicción. Ella es, por lo contrario, fuente de salud, fuerza y alumbramiento espiritual.

¿Cómo tal fuente de sabiduría ha podido convertirse en uno de los mayores problemas de dependencia a nivel mundial? Esta degeneración se debe esencialmente a la apropiación ilegítima de los occidentales, al desvío de sus usos religiosos, sagrados, rituales, que han sido remplazados por fines productivos esencialmente motivados por la codicia. La coca comenzó con ser destinada al buen funcionamiento de la producción minera en general y del oro en particular, para luego convertirse, en nuestra época, en un producto diseñado para poder mantener el ritmo frenético de la sociedad moderna, totalmente gobernada por las demandas de un mercado omnipresente, y destinado al mismo tiempo a contrarrestar los efectos del estrés que surgen de estas mismas demandas. Por lo tanto, el estilo de vida occidental con tendencia hegemónica a nivel planetario ha inducido el consumo frenético de la cocaína y de otras drogas que dan la ilusión de «aguantar». Así es como la medicina ancestral de los Incas, utilizada un tiempo para los fines más elevados, se ha convertido en el veneno mortal de la vida moderna. Las consecuencias de esta profanación tienen un precio muy alto. Se trata de una ley espiritual universal (…)

Paralelismo y diferencias con la Ayahuasca

La Ayahuasca (Banisteriopsis caapi), es igualmente una planta americana, pero originaria de la cuenca amazónica, donde constituye hasta hoy un eje esencial de las practicas medicinales y rituales tradicionales. Su difusión explosiva desde hace unos 30 años se debe también, en gran medida, a su apropiación de parte de los occidentales. Esta vez, sin embargo, el utilizo de la Ayahuasca en el Occidente no es finalizado a satisfacer las demandas productivas del consumismo sino a responder a la crisis existencial generalizada que esto ha provocado. Así como la coca, también la Ayahuasca es tomada en cuenta para dar una respuesta al estrés generado por la violencia de la sociedad moderna, pero por razones sensiblemente distintas. Cuando la coca es adulterada para ser reducida a sus principios activos, tiene como efecto de ayudar a aguantar el estrés generado por el ritmo acelerado exigido por un sistema de codicia generalizada, pero jamás llega a poner bajo cuestionamiento ese sistema. La Ayahuasca, más bien, cuestiona hasta cierto punto este mismo sistema y representa así una posible forma de escape a esa dinámica mortífera, promoviendo la creación de propuestas alternativas a éste. Responde de tal forma, por sus efectos visionarios, al apetito moderno por las imágenes y las pantallas. Por otra parte, aun cuando reducida a sus principios activos, no genera ninguna adicción.

Jacques Mabit, fundador de Takiwasi y autor del artículo.

Esas dos diferencias, la ausencia de dependencia y el cuestionamiento útil al sistema, dejan pensar a muchas personas que defienden el uso de la Ayahuasca, que ésta esté entonces exenta de consecuencias negativas para el occidental que la consume. Nosotros pensamos que, si bien haya sido establecido claramente que la toxicidad física de la Ayahuasca no tiene comparación con la de los derivados de la hoja de coca, esta planta oculta una potencial toxicidad mental y espiritual mucho mayor. Su relativa inocuidad a nivel físico que parece exculpar el uso de la Ayahuasca, esconde peligros sutiles que, precisamente por su sutileza, son ampliamente ignorados. Son efectivamente mucho más difíciles de detectar a primera vista y por ende considerados como casi inexistentes. Si los efectos de la toxicidad física son inmediatos y difíciles de negar, los de la toxicidad psicológica pueden manifestarse de manera más lenta, progresiva y enmascarada, y esta aparente inocuidad es aún más pronunciada cuando consideramos el nivel espiritual. A mayor sutileza y dificultad para tomar consciencia, mayor es el peligro. Se vuelve difícil resaltar los vínculos que se establecen entre el consumo incorrecto de Ayahuasca y sus efectos nocivos en el corto y mediano plazo. Entonces, el uso inadecuado de la Ayahuasca puede revelarse muy tóxico a nivel espiritual, relativamente tóxico a nivel psicológico y mental y poco tóxico a nivel físico.

Todos los que toman Ayahuasca, sin excepción, revindican una dimensión «espiritual» en su uso, sin jamás definir qué entienden con ello. La reflexión en este campo presenta una carencia que me parece abismal o mejor dicho se puede considerar como casi inexistente. Parece ser un tema tabú. Cuando se aborda el uso de Ayahuasca desde enfoques científicos, sociales y terapéuticos, se exige, con razón, la rigurosidad del razonamiento lógico y de la demostración de las hipótesis: las afirmaciones gratuitas no son toleradas. Sin embargo, cuando se trata de “espiritualidad ayahuasquera”, cualquiera puede decir cualquier cosa sin que se exija esta misma rigurosidad ni haya espacio de cuestionamiento. Por lo tanto, se autoriza el uso religioso de la Ayahuasca en varios países y existen “iglesias ayahuasqueras” que podrían hacer oír sus voces, pero la cacofonía de opiniones personales domina y está basada únicamente en la inspiración individualista, sin espíritu crítico o debate, sin bases conceptuales o coherencia doctrinal, ni referencias escritas o históricas (…)

Consecuencias de la deriva New Age

Los peligros espirituales señalados por todas las tradiciones florecen actualmente en la “comunidad ayahuasquera” y ponen la riqueza de esta planta, del brebaje y de las tradiciones que codifican su uso, en riesgo de ser totalmente adulterada y desvirtuada, para finalmente dar razones a los partidarios de su prohibición.

Se sabe que las mayores trampas de toda evolución espiritual residen en la tentación del poder, la codicia y el abuso sexual. Ejemplos abundan de todos esos abusos y transgresiones relativos al uso consumista de la Ayahuasca. Basta dar una vuelta en internet para ver el crecimiento de esos escándalos: fallecimientos repentinos, suicidios, abusos sexuales, explotación económica y comercial, retención sectaria, desestabilización mental, manipulación de la voluntad. Sabemos que esto es solamente la punta del iceberg ya que la vergüenza, el miedo a las represalias y, a veces, la complicidad, reducen al silencio la mayoría de las víctimas. Es evidente que el eco de estas noticias morbosas, que a veces son retransmitidas por la prensa, causa un fuerte deterioro de la imagen pública de la Ayahuasca. Sin embargo, nos parece que el mayor peligro no aflora todavía a la consciencia de los mismos consumidores de Ayahuasca, a pesar de que las tradiciones indígenas presentan una amplia colección de datos sobre el uso maligno de la Ayahuasca y otras prácticas de brujería. Nos referimos aquí a la ilusión espiritual y las posibles contaminaciones, infestaciones y posesiones por espíritus malignos (….)

La «comunidad ayahuasquera» se coloca en la misma posición de negación de las dimensiones malignas del mundo espiritual y sus manipulaciones, probablemente porque el hombre occidental moderno no podría salir de su oscurantismo espiritual sin ser devuelto a su propia sombra. Es mucho más fácil pensar que todo esto es solo un hecho cultural o un conjunto de creencias infundadas. Se cree evacuar el problema ignorándolo.

Puedes comprar ‘Plantas Medicina y Clínica Terapéutica’ en Libros Enteogénicos. Estos son los contenidos del mismo:

  • Chamanismo amazónico y mundo occidental: entre el aliento y la advertencia
  • El grito de la madre
  • Plantas psicoactivas peruanas, ¿remedio o veneno?
  • La mujer sin cabeza y el hombre sin corazón: El Ayahuasca para tratar toxicómanos
  • Los tiempos de la reconciliación
  • Cuando el hombre grita…
  • Coca y Ayahuasca ¿mismo destino?
  • Marihuana: ¿ángel o demonio?
  • Tabaco: uso popular, uso medicinal, uso ritual
  • Ir y volver: el ritual como puerta entre los mundos
  • El cuerpo como instrumento de la iniciación chamánica
  • Poder y eficacia terapéutica

Un pensamiento sobre “Coca y ayahuasca, ¿mismo destino?

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