La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha participado en un acto organizado sobre salud mental organizado por el diario El País y la compañía farmacéutica Janssen (este patrocionio merece un comentario aparte). Durante el acto celebrado en Madrid, la ministra se ha referido a una serie de problemas de salud mental por todos conocidos: un enorme incremento de la depresión, que ya alcanzaba niveles preocupantes antes de la pandemia de la Covid, y un alarmante aumento del suicidio, especialmente entre jóvenes y adolescentes.
“Hay una herramienta fundamental, aunque no sea la única, y pasa por ampliar las capacidades del sistema sanitario para mejorar la detección”, ha adelantado Darias a El País sobre la actualización de la estrategia del ministerio para intentar frenar los problemas de salud mental a los que se enfrenta nuestro país.
Como bien dice la ministra, mejorar la detección precoz del problema es una herramienta -y es loable que se dediquen recursos a ello- pero no es la única. Las investigaciones llevadas a cabo en los años 50 y 60 sobre el uso de sustancias psiquedélicas en la salud mental, retomadas hace poco más de una década por algunos valientes investigadores demuestran que sustancias como la ayahuasca, los hongos psilocibes, el peyote, el LSD, la ketamina o el MDMA son varios órdenes de magnitud más eficaces que, por ejemplo, los antidepresivos a la hora de tratar la depresión. La medicina psiquedélica es considerada unánimemente como el mayor avance en el último medio siglo en el campo de la psiquiatría.
Terapia psiquedélica. Créditos foto: Johns Hopkins Medicine.
Lamentablemente para los investigadores españoles (y de la mayor parte del mundo), la investigación con psiquedélicos está fuertemente restringida, dado que casi todas las sustancias citadas anteriormente -con excepción de la ketamina, un anestesiante ampliamente usado en quirófanos y discotecas desde hace décadas- están en la lista de sustancias prohibidas de la ONU, encuadradas en distintos grados de restricción en función de su supuesta “peligrosidad”. Por cierto, es importante recordar una vez más que la ayahuasca no está fiscalizada en España, como ha reconocido la propia JIFE -el organismo internacional encargado de elaborar las citadas listas-. En la lista 1 -la más restrictiva- está la psilocibina, el componente activo de los hongos alucinógenos, y una de las sustancias más prometedoras de la terapia psiquedélica.
Es posible que la ministra de Sanidad no esté al tanto de estas investigaciones, pero es plausible que alguno de sus asesores se informe puntualmente de los avances en la investigación en salud mental fuera del ámbito de la psicofarmacia. De hecho, las mismas farmacéuticas están tomando posiciones en el mercado de las patentes psiquedélicas -Janssen, con su ‘esketamina‘, una variante patentada de la ketamina es un ejemplo muy pertinente- ante lo que se vislumbra que va a ser una auténtica revolución en la psiquiatría en los próximos años.
¿Y España que hará cuando esto suceda? Pues mucho nos tememos que nada o, peor aún, poner trabas a la investigación y administración de psicodélicos, algo que muchas personas estamos haciendo por nuestra cuenta en una discreta semiclandestinidad. El ejemplo de lo que ha sucedido con la marihuana debería hacernos reflexionar: España tiene todos los elementos para convertirse en una potencia mundial en la marihuana medicinal, un sector que está explotando en América y en Europa. ¿Cuál ha sido la reacción del gobierno? Perseguir a los clubes canábicos y clausurar por orden policial algunas de las empresas punteras en la investigación con esta planta sagrada.
Siguiendo con la analogía del cannabis, España cuenta con algunos de los mejores profesionales de la ayahuasca fuera de la selva amazónica. Se trata de un sector pujante -si bien está obligado a actuar en la penumbra legal- y que ha logrado sanar a miles de personas de su depresión, su ansiedad, su estrés post-traumático y sus adicciones. ¿Cuánto tendremos que esperar para que la ministra se dé cuenta? Parafraseando a la ministra, nosotros no podemos ser cómplices de la “espiral de silencio” que envuelve a los psicodélicos.
Enlaces:
–‘Carolina Darias: “Es necesario visibilizar, hablar y actuar contra la espiral de silencio que envuelve la salud mental”’, El País, 10 de septiembre de 2021.
–‘Europa aprueba Spravato, de Janssen, para la depresión mayor en adultos’, Redacción Médica, 18 de octubre de 2019.
–‘La ayahausca, un antidepresivo natural’, Plantaforma, 2 de junio de 2020.