¿Es la ayahuasca una droga?

Cuando sale a la palestra el tema de la ayahuasca es cuestión de tiempo que alguien acabe preguntando: “¿Pero eso no es una droga?”. Entonces, uno tiene que iniciar un ejercicio dialéctico para explicar que sí, pero no, que es otra cosa, aunque básicamente se trate de lo mismo.

La confusión tiene que ver con las distintas acepciones de la palabra “droga”. Desde el punto de vista jurídico y policial, el que suele utilizarse más habitualmente, droga se asocia con “droga ilegal” y, en este sentido, la ayahuasca podría caer en esa categoría, pues si bien no es ilegal («no está fiscalizada», que diría un abogado) tampoco es del todo legal, en tanto uno de sus principios activos, la DMT (dimetiltriptamina) sí está en la lista de sustancias prohibidas de la ONU.

Sin embargo, desde el punto de vista científico se disipa cualquier ambigüedad. “Droga” es «Una sustancia de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno» (definición de la RAE) y en esa definición entra perfectamente la ayahuasca, igual que el hachís, el alcohol o incluso el café.

Traslado la pregunta a Oriol Romaní, antropólogo y activista de la despenalización de las sustancias psicoactivas. Romaní ha estudiado el proceso por el cual ciertas sustancias psicoactivas acaban marginadas por la ley, convertidas, por tanto, en “drogas ilegales”:

«La pregunta no es tan sencilla. Yo reivindico que se llamen “drogas” y que se hable de drogas legales e ilegales, no en el sentido peyorativo. Aquí, el problema radica en asignar al concepto “droga” una connotación negativa. Mucha gente que considera que las sustancias psicoactivas tiene sus ventajas y sus inconvenientes, evitan llamarle “droga”. En este sentido, es mucho más adecuado y más neutro, el concepto de “sustancia psicoactiva”. Algunas de estas sustancias son legales, otras son ilegales y otras fueron legales en su día y luego se ilegalizaron, otras al contrario, como el caso del alcohol. Estas transiciones tienen poco que ver con la sustancia en sí, sino más bien con sus usos y con otros elementos del contexto socio-político».

A shaman in the Coafan region prepares ayahuasca, Ecuador, 2009. (Photo by Wade Davis/Getty Images)

La connotación peyorativa asociada a “droga” tiene que ver con otra característica de las llamadas “drogas duras”, su capacidad adictiva, un matiz que también hace el Diccionario de la Real Academia. En este sentido, la ayahuasca no podría considerarse una “droga” por el simple hecho de que no es adictiva. Muy al contrario, la ayahuasca se ha mostrado altamente eficaz en la deshabituación de drogas adictivas, como la cocaína, la heroína, el tabaco o el alcohol. ¿Una droga que sirve para dejar otras drogas? Paradójico, ¿no?

El idioma español hace una distinción tajante entre dos términos: “droga”, asociado a “droga ilegal” y “medicamento”, que vendría a ser “droga legal”. En inglés, por el contrario, no existe esta dicotomía: tanto en la farmacia (“drugstore”) como en la esquina del barrio, uno puede comprar “drugs”, legales o ilegales en función de quién te la suministre. Además, no se trata de departamentos estancos: la crisis de los opioides en EE.UU. se inicia en las consultas de los psiquiatras y acaba en las calles, con pacientes buscando fentanilo para aliviar el mono generado por la industria farmacéutica.

El también activista y periodista cultura Héctor Márquez tiene, como de costumbre, una original respuesta a esa pregunta:

«Los criterios que se utilizan para catalogar como drogas ciertas sustancias sólo dependen de dos factores: el nivel de dependencia psicofísica que provoca su consumo y los efectos secundarios en tu salud y la salud del entorno social que te rodea. Luego, si lo que medimos son los efectos que produce tal o cual sustancia alterando tu percepción o rendimiento habitual, hay miles y miles de sustancias -y no ya sustancias, sino tecnologías, usos y relaciones- que serían drogas. ¿La ayahuasca altera tu sistema perceptivo y tu rendimiento? Absolutamente. ¿Para bien o para mal? sería entonces la pregunta. Pues depende. En este sentido hay que traer a los clásicos que son los que más nos iluminan e invocar al médico Paracelso que decía eso de «todo es veneno; nada es veneno: sólo depende de las dosis». Yo añadiría de las dosis y del contexto personal y social. Hay muchísimas actividades físicas que ponen al límite a quien las practica y cuya práctica, además, conlleva muchísimos riesgos de lesiones o accidentes más graves. Pero a nadie se le ocurre prohibir que unos tipos vayan a más de 300 kilómetros por hora conduciendo cada fin de semana en un circuito a ver quien llega primero sin destrozar ni su coche ni a sí mismo ante el riesgo de sufrir un accidente. Cuando probablemente lo que ha llevado a esas criaturas a meterse en ese mundo es la necesidad y dependencia que tienen del chute de adrenalina que esa actividad le procura. La adrenalina es una droga poderosísima. Como la dopamina y la serotonina. Y todas son endógenas. Nadie las prohíbe».

En el caso concreto de la ayahuasca, «yo creo que una de las cosas más interesantes de la ayahuasca y que puede llegar a generar en los que la toman cierta dependencia psicológica, radica en el entorno ritual en el que se suele consumir y en la propia naturaleza nada confortable y placentera de su consumo. Tiene algo también de ruleta rusa: ¿cómo será la mareación de hoy? ¿Vomitaré sin tino o me haré uno con el Gran Espíritu y la Anaconda? ¿Saldré a pasear con mi sombra tras cinco horas de llanto y desconsuelo o me marcaré un ícaro que no sé de donde sale que me hará sentirme limpio y bendencido? No lo puedes saber. Depende mucho de factores externos y circunstanciales. Eso la hace una planta de aventura. Una planta como la vida misma: imprevisible. Y eso me parece fantástico. Claro, que puede suceder que quieras volver una y otra vez a encontrate con ese momento de éxtasis místico inigualable en el que tú y el Universo érais Uno (…) ¿Es la ayahuasca una medicina? Claro que sí. Y la manzanilla, Y la salvia. Y el gordolobo. Y la maca. Y el chiric-sanango. Y la risa de mi hijo cuando era un bebé. Y la voz de Billie Holiday. ¿Quiere decir que cura todo siempre? No. Es una magnífica herramienta y una vía de conocimiento única y excepcional. Si sabe usarse», finaliza Márquez.

Imágenes: eSalud y XL Semanal.

¿Te ha gustado el artículo? Invítanos a un café o hazte socio de la Plantaforma para que podamos seguir escribiendo muchos más.

3 pensamientos sobre “¿Es la ayahuasca una droga?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *