«Llegas a ese punto en el que no te ves como judío o árabe… no hay nada, ni lengua, ni religión, ni género. Nada».
Mujer árabe-palestina de Israel tras una ceremonia de ayahuasca.
El enquistado conflicto entre israelíes y palestinos que se prolonga desde la creación del estado de Israel en 1947 se ha agudizado en las últimas semanas con el enfrentamiento abierto entre las milicias palestinas y el Ejército israelí, con lanzamiento de cohetes hacia territorio israelí y represalias en forma de bombardeos a la población civil palestina, con trágicos resultados.
La anhelada paz entre dos grupos religiosos y étnicos que disputan un mismo territorio puede tener un inesperado aliado en la ayahuasca. Un equipo de investigadores de la región acaba de publicar un revelador estudio que muestra cómo las experiencias compartidas con esta bebida amazónica ayudan distender las identidades nacionales y religiosas y, como resultado, tienden puentes en el entendimiento interétnico.
El estudio, publicado por la revista Frontiers in Pharmacology, está firmado por Leor Roseman y Lisa Luan, del Centre of Psychedelic Research del Imperial College de Londres; Yiftach Ron, de la Universidad Hebrea de Jerusalén; Natalie Ginsberg y Rick Doblin, del MAPS y Nadeem Karkabi, del Departamento de Antropología de la Universidad de Haifa.
Los firmantes del estudio durante su presentación en Tel Aviv, organizada por Safe Sore, una organización israelí de reducción de riesgos (Foto: MAPS).
El objetivo del estudio es “explorar el papel potencial de la ayahuasca en entornos de contacto intergrupal para cambiar la conciencia y las actitudes relacionadas con las relaciones entre grupos inmersos en conflictos etnopolíticos, incluyendo las disputas de larga duración entre judíos israelíes y palestinos. Al hacer esto, el presente estudio también busca 1) entender cómo los psicodélicos pueden afectar a los procesos relacionales y de participación grupal y 2) ampliar el conocimiento sobre la dinámica entre estos dos grupos centrándose en sus interacciones en un entorno grupal psicodélico.”
Para ello, se realizaron 31 entrevistas en profundidad a 13 palestinos árabes (siete de origen cristiano y seis de origen musulmán) y 18 israelíes judíos, pertenecientes a cinco grupos de ayahuasca diferentes, cada uno de los cuales participó en distintas ceremonias de ayahuasca (entre 10 y 100) cuyo objetivo explícito no pretendía ser reconciliación o la construcción de la paz sino “el crecimiento psico-espiritual”, según explica el estudio.
El concepto de ‘communitas’
El punto de partida del estudio es que el efecto de la ayahuasca va más allá de las experiencias indivuales y la sanación particular de cada participante. Tanto en las comunidades originarias amazónicas como en los grupos neochamánicos o las iglesias que utilizan la ayahuasca como sacramento se ha estudiado la capacidad que tiene la bebida para construir comunidad (‘communitas‘) y resolver conflictos en el grupo o tribu. El concepto ‘communitas‘ fue propuesto por el antropólogo Victor Turner y sobre el mismo hablamos profusamente en una reciente entrevista con el psicólogo Adam Aronovich, también de origen judío.
Concretamente, explica el estudio, «el proceso ritual crea un espacio liminal temporal en el que las relaciones e identidades de la vida social ordinaria se disipan, se invierten o pierden importancia. Por lo tanto, puede dar lugar a relaciones entre los miembros del grupo que no se basan en la jerarquía social habitual ni en la dinámica de poder, sino en la humanidad compartida; Turner define la communitas como una antiestructura. La communitas suele ser un momento de «alegría colectiva», unión y humanidad común, y muchas veces la gente lo describe como si «hubiera magia en el aire»».
Exclusión vs vibración
La mayoría de los actos compartidos por los entrevistados para el estudio fueron momentos en los que los judíos-israelíes reconocen y conectan con elementos de la cultura y la historia árabe-palestina. El equilibrio de poder era asimétrico tanto fuera de la ceremonia como dentro de ella. Dentro de las ceremonias, la mayoría de los participantes eran conscientes de este desequilibrio de poder, no sólo por el reducido número de participantes palestinos [apenas un 20% del total de los participantes], sino también por la lengua hebrea, la moda particular, el capital cultural y la accesibilidad a la ayahuasca. En algunas ceremonias, los participantes palestinos se sentaban como un grupo, y eran percibidos -por ellos mismos y por los demás- como una unidad «separada». Por lo tanto, la participación activa de los árabes-palestinos -además de crear una oportunidad para que los participantes judíos se conecten con la cultura palestina- a veces condujo al reconocimiento de este desequilibrio de poder, que en muchos casos llevó también a la inclusión.
Lo más habitual es que este tipo de reconocimiento se facilitara a través de la música o las oraciones en las que se notaba la «frecuencia» o «vibración» de cada idioma. Sin embargo, es importante señalar que este tipo de conexión no fue inmediata. Muchos participantes expresaron que, en los encuentros iniciales, escuchar la lengua y las canciones del «otro» creaba resistencia, miedo y rabia; sin embargo, trabajar con estas emociones fue impactante.
En sus palabras
Estas son algunas de las palabras recopiladas por los investigadores durante las entrevistas con los 31 participantes en el estudio:
Mujer judía israelí: «[Nosotros] realmente experimentamos este lugar en el que la conexión no es Israel-Palestina, es humana, la tribu humana».
Mujer árabe-palestina de Israel: «Llegas a ese punto en el que no te percibes judío o árabe… no hay nada, ni lengua, ni religión, ni género. Nada».
Hombre árabe-palestino de Cisjordania: «Ahora disfruto tomando con palestinos e israelíes porque cuando empieza el viaje, todo pasa a un estado de Unidad, a la energía que existe entre nosotros. Dejamos de ver al otro como si fuera israelí o palestino. Dejamos de vernos como hombres o mujeres. No nos vemos como musulmanes, cristianos, todo se funde, como se derrite, y se disuelve a través del viaje».
Mujer judía-israelí: «En cuanto la gente toma la medicina y se abre a una conciencia más universal, opera más en el nivel del alma que en el de la personalidad del ego. Así que en cuanto suben al nivel del alma, los límites se disuelven y vuelves a ser humano y a ser uno y a estar conectado, y el corazón se abre. Y sólo estás presente para las otras personas y estás conectado en un nivel profundo. Todo lo demás no es más que la ilusión de la separación y es como el ego, y simplemente lo superas brevemente».
Mujer judía-israelí: «Calma. Calma. Todo el mundo lloró, todo el mundo estaba muy conmovido, por la belleza, la voz. Pero también la simple conexión. Vaya, fue muy conmovedor, el canto. Las risas… Empezó a cantar, una de las voces más hermosas que he escuchado. En árabe. Se hizo el silencio. Las ceremonias son silenciosas, a las que voy. Pero aquí hubo un pshhhoo, como una conexión, una escucha, un llanto. Mucha gente lloró. Fue muy conmovedor».
Hombre judío-israelí: «De repente escuchas el idioma que más odiabas, tal vez el único idioma que realmente odias, y de repente te envía al amor y a la luz, y así es siempre. Sea cual sea la canción, sea cual sea la letra, te derrites: esa es nuestra paz, sentarse a escuchar una canción en árabe, eso es la paz».
Mujer árabe-palestina de Israel: «La frecuencia de las palabras y las letras, y también el lugar desde el que canta la persona, afecta a los oyentes, que no entienden nada de las letras o las palabras, pero sienten la frecuencia, y es como ¡guau!, ¿quién está cantando, qué es esto?».
Mujer judía-israelí: «Cuando alguien dice ‘Allahu Akber’ en una ceremonia, uno puede sentir cómo la sala se inunda de amor y cómo la gente rompe los límites de su conciencia normal y se conecta con algo más allá... Es un momento de gran expansión – cuando estamos en un grupo en un momento que nos aleja de nuestros marcos regulares de nuestra vida habitual, y nos trasciende a otra visión, y pone en el contenedor algo que estaba ahí pero a lo que no prestábamos atención – y de repente cuando todos lo sienten y se conectan a más verdad, a más amor, entonces se expande el contenedor del grupo. En mi opinión, este es un gran proceso de curación».
Conclusiones
«No se puede generalizar a partir de este estudio que cualquier práctica de ayahuasca pueda apoyar los procesos de construcción de la paz. Por ejemplo, el segundo tema de reconocimiento y conexión basada en la diferencia, requiere una participación activa en la que los participantes puedan «compartir» canciones u oraciones de su elección. Muchas prácticas de ayahuasca no tienen este elemento y, por lo tanto, no se puede asumir que este proceso relacional ocurra en dichas prácticas. Otra limitación fue que, aunque el estudio pretendía investigar el potencial de construcción de la paz, los grupos investigados no se formaron en torno a esta intención. La motivación para participar en estos grupos fue por razones psicoespirituales. La salud mental personal de los participantes figuraba como prioridad principal para evitar introducir más política en las ceremonias, ya que se consideraba un riesgo que podía sacrificar la armonía durante la ceremonia. Las investigaciones futuras deberían examinar los grupos que se reúnen intencionadamente para la construcción de la paz y el diálogo, y los grupos con un equilibrio más equitativo de palestinos y judíos israelíes. Otra limitación fue el sesgo de autoselección de la población del estudio. Aquellos que estaban dispuestos a ser entrevistados para un estudio de construcción de la paz podrían ser aquellos con una determinada comprensión sociopolítica y espiritual. Además, la ayahuasca es una práctica ilegal en muchos de los grupos estudiados y esto ha limitado nuestra población de estudio sólo a los participantes que estaban dispuestos a «correr el riesgo» y confiar en nosotros. La población de la investigación era relativamente homogénea, y procedía de una clase social media alta, y formaba parte del entorno de la nueva era. No se puede concluir que el proceso observado pueda extrapolarse a una población más amplia».
Todavía queda un largo trecho (y mucha ayahuasca) para la paz.
Enlaces:
–‘Relational Processes in Ayahuasca Groups of Palestinians and Israelis’, Frontiers in Pharmacology, 19 de mayo de 2021.
-«La ayahuasca puede ayudar con enfermedades originadas por nuestra sociedad hiperindividualista», Plantaforma, 19 de mayo de 2021.
–‘Can Psychedelics Play a Role in Making Peace and Healing Cycles of Trauma?’, Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies, boletín de invierno de 2019.