Hay quien asegura que el uso de la ayahuasca por parte de los humanos se remonta a miles de años, mientras otros no creen que existan pruebas de su uso más allá de «300 o 400 años», es decir, después de la llegada de los europeos al continente americano. Sea como fuere, la planta está sobre la faz de la Tierra varios órdenes de magnitudes antes que nosotros, concretamente desde que el Homo antecessor empezaba a abandonar África: 1,25 millones de años.
Así lo desvela un artículo recientemente publicado por Kahpi a partir de la evidencia botánica:
«La enredadera de la ayahuasca, Banisteriopsis caapi, está emparentada con otras 1.200 plantas de la familia Malpighiaceae. Esta familia ofrece una gran variedad de frutos, pero todas ellas tienen flores muy similares. Alrededor del 85% de los parientes botánicos de la ayahuasca en la familia Malpighiaceae evolucionaron y vivieron naturalmente en América del Norte o del Sur.
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