“Un colibrí muerto aparece en el jardín de Yuriana, una niña con problemas de comunicación que vive en el Amazonas peruano. Ese día su mundo cambia y deberá enfrentarse a todos sus miedos para por fin encontrar su voz”.
Esta es la sinopsis de ‘El jardín de Yuriana’, un cortometraje de ficción rodado con medios mínimos y altísimo entusiasmo Luis Solarat y Natalia Mejía, dos enamorados de la selva amazónica que han querido devolver con este lindo cuento todo lo recibido por la floresta y sus habitantes.
El rodaje de El jardín de Yuriana se extendió por seis meses en Madre de Dios, región de la selva peruana, con actores no profesionales, en un escenario de ensueño: una casita de madera a orillas del río Tambopata, en el corazón mismo de la selva amazónica peruana.
Una campaña de crowdfunding para culminar el proyecto
«Este proyecto es nuestra ofrenda, nuestra forma de decir gracias a todo lo que nos ha dado la selva y sus habitantes», me cuenta vía Zoom Luis Solarat, gallego de nacimiento y amazónico de adopción desde su casa en el Valle Sagrado.
Para poder culminar El jardín de Yuriana, Natalia y Luis han lanzado una campaña de crowdfunding, que ya ha recaudado un tercio de los 9.700 euros que necesitan. Los fondos servirán para financiar la banda sonora, los efectos especiales y la distribución de la película:
El rodaje en Madre de Dios
«Natalia y yo vivimos tres años en la zona de Iquitos, en un centro de medicina amazónica, pero apenas conocíamos a nadie en Madre de Dios, una región bien distinta de la selva peruana», recuerda Luis.
La aventura de la pareja para encontrar la localización y los actores (especialmente a Yuriana, la niña protagonista) están narrados en cuatro vídeos que recogen el ‘making of’ del proyecto. Aquí puedes ver los dos primeros publicados hasta la fecha:
Los personajes que pueblan ‘El jardín de Yuriana’ son “caboclos”, como les dicen en Brasil, o “criollos”, en el resto del continente: pueblos mestizos, mezcla de indígenas y colonos, que han aprendido a vivir en la complejidad y la naturaleza cambiante de la selva amazónica. Esta realidad dista mucho de la visión idealizada que muchos occidentales tenemos del Amazonas.
«Ni Natalia ni yo somos indígenas y nuestra película claramente no pretende reflejar una visión indígena. Tendemos a idealizar un estereotipo del indiígena viviendo en comunión con la Naturaleza, pero lo que realmente encontramos son estas mujeres amazónicas, mestizas, que te preparan un baño de flores o un té con plantas de su jardín cuando estás mal. ¡Estas son las verdaderas maestras!», exclama Luis.
Luis Solarat, de Matrix a la selva guiado por la ayahuasca
Los vídeos de Luis se caracterizan por su impecable calidad técnica y esto no es casualidad: estamos ante un profesional del sector audiovisual. Conocí su historia hace un par de años, cuando empezamos el rodaje del primer episodio de ‘Voces de la ayahuasca’. A través de un vídeo suyo conocí la historia de este joven gallego que emigró a Londres buscando un sueño profesional, pero que en la megalópolis se sintió atrapado en la “Matrix” de la vida moderna.
Si deseas conocer su fascinante viaje, desde su aldea gallega hasta el Amazonas, pasando por el «éxito» profesional en Londres, te sugiero escuchar su propia voz: Psychedelic Pandemic Dissolution.
-Por favor, colabora en la campaña de micromecenazgo de ‘El jardín de Yuriana’:
–Sigue a Luis Solarat en su canal de YouTube, Dissolution, y en su Instagram.
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