«Alguien que se considere curandero tiene, por obligación, que elaborar su propia medicina»

José Antonio Flórez fue fraile antes que cocinero. Este trabajador del metal, fabricante de barcos y motero, entre otros muchos atributos, conoció la ayahuasca de mano de su pareja, Ana Hatun Sonqo. Desde hace doce años Ana y José Antonio integran Chamanismo para Todos, una escuela de medicina amazónica con sede en Tarragona. 

José Antonio aprendió a cocinar ayahuasca antes incluso de probar la medicina. En su investigación de la receta ideal ha tenido como maestros a onayas shipibo como Senen Pani (Antonio Muñoz Burga), Guillermo Lucitante o taitas cofanes como José Eliecer Silva. En esta entrevista este catalán y, sin embargo, español nos habla de las vicisitudes de un cocinero ayahuasquero en Europa, de las operaciones policiales contra la ayahuasca en España y de sus incursiones por selvas literales y metafóricas.

Estos son algunos extractos de la entrevista, que puedes ver y escuchar íntegramente en YouTube:

«(…) No soy el único, hay gente en Colombia que también les ha sucedido lo mismo hará ahora mismo recordar algún taita que también era cocinero nunca había tomado y luego empezó a tomar. Supongo que son decisiones, no de sabe cómo es el proceso de la cocinada, sabe perfectamente cómo funciona y al igual que yo, pues no está preparado todavía para enfrentarse a sus miedos o a sus temas o con el remedio y en el momento que uno ya se siente preparado por la causa que sea decide tomar. Yo en mi caso tardé aproximadamente un año más en tomar y todo por algo muy curioso, fue por un reportaje de Ferrán Adriá, en el que decía que todo buen cocinero, tiene que probar su comida. En ese momento entendí que todo buen cocinero tiene que probar su medicina, así que el fin de semana siguiente decidí tomar el yagé, la ayahuasca, por primera vez».

«A medida que uno va cocinando, va creciendo, va aprendiendo a medida que uno va haciendo más consciente el remedio. Cuanto  más disciplinado eres, más fuerza coge el remedio, y prácticamente ese remedio te representa a ti». 

Ana Hatun Sonqo + José Antonio Flórez = Chamanismo para Todos.

«Soy más afín a la escuela peruana, porque mi maestro fue un onaya shipibo pero me gusta mucho la seriedad y el trato más directo que tiene un Taita colombiano. Me gusta más la fuerza del yagé, que es más masculino, que la serpiente y lo femenino que viene de la ayahuasca peruana. Sea como fuere, se profundiza con las dos».

«Hay una escuela colombiana. Cuando viajas por estos países que se dedican a hacer elaboraciones preparados con ayahuasca, ya sea en Colombia, Ecuador, Perú, Brasil te das cuenta que hay distintas formas de trabajar de elaborar y de preparar, y eso incluye las fórmulas, las cantidades… Por ejemplo, yo aquí en Europa tengo que cocinar con materia seca porque el Estado prohíbe traer plantas si no hay un certificado fitosanitario, y son muy escrupulosos en que no vengan bacterias, ni traigan bichos. Entonces para transportar y que no se pudra hay que secar y sobre todo ser lo más higiénico posible porque si no el material no entra».

«Normalmente las ollas que yo suelo ver en Colombia son muy grandes, vienen del Perú y todas son de aluminio. Yo aquí cocino con acero inoxidable. Ellos cocinan con leña, yo cocino con gas. Utilizo esos quemaderos de las famosas paellas valencianas. Es más complicado cocinar con fuego, a la hora de cocinar hay que estar muy pendiente del fuego, no te puedes dormir, es mucho más cansado…»

Con el Taita Don Gerardo Silva de Pitalito, Colombia.

«En Brasil, el Santo Daniel no invita a cualquiera [a participar en un feitio]; tienes que estar bien a nivel anímico, no tener muchos problemas, estar centrado… En Colombia pasa lo mismo, no cualquiera puede acceder a una cocinada, te tienen que ver, tienen que saber que estás bien, porque todo eso que puedas pensar, actuar o transmitir va directamente al remedio y queda reflejado en él».

«No siempre la aduana te pide los mismos papeles, depende de la compañía con la que importas la planta o la empresa de transporte… Es un poco complicado, pero en el momento en que tienes claro qué papeles hay que presentar y qué papeles te piden, hay que tener claro que si el certificado cuesta 100 dólares, tienes que pagarlo, y si el certificado de especie lo tiene que hacer un ingeniero agrónomo, te vas a un ingeniero en agrónomo y  ya está (…) El transporte es caro, así que valga la pena hay que tener mucha cantidad».

«Hay distintos tipos de liana: Cielo, Tigre, Muricata, Tilde, lianas amarillas, lianas rojas… Yo me he encontrado lianas con cortezas muy finas y muy suaves, me he encontrado con lianas con cortezas que parecen la corteza de un pino… simplemente incluso cuando lo cortas el dibujo que tiene al cortar es totalmente distinto. En Colombia, la liana Tigre lleva la huella del tigre, la vez cuando cortas la liana. Hay otra que le llaman “Sol” y cuando la cortas ves un sol. (…) Me han llegado a decir que las lianas amarillas son más visionarias, más “pintosas” y las lianas rojas, son más curativas, algo menos “pintosas”».

«En Perú, yo solamente he visto dos tipos de chacruna, una que no tiene apéndices en las ramita final en la hoja que tiene unos apéndices que le llaman la original y que en el principio de la hoja justo en el tallo les salen seis apéndices pequeñitos, eso según Antonio Antonio Muñoz Burga, ‘Senén Pani’ decía que es la auténtica hoja de chacruna. En Colombia, dentro de la chariponga hablan de “pisco azul”, “epiclon”, “danta” y cuando ves las hojas son totalmente distintas entre sí. El contenido de alcaloide [DMT] es siempre muy elevado, en torno al 4% frente al 1-1’5% de la chacruna».

Iniciación al bwiti en Gabón.

«Yo le tengo muchísimo respeto al resto de plantas, incluso le tengo un respeto increíble a la iboga, pero al final no es mi planta, no es la que me ha hecho crecer, no es la que me ha puesto en el filo de la navaja. Se llega a un punto en que te haces tanto con esa planta que las otras ya no existen. Te diría más: llegas a unos niveles de manejo con una sola planta que no tendrá nadie que utilice diez plantas distintas». 

«Alguien que se quiera considerar curandero, médico tradicional o chamán tiene, por obligación, que elaborar sus propios remedios. Tú trabajas con esos remedios, esos remedios te hacen crecer y evolucionar y es lo que te identifica. Es muy bonito ir con collares y con plumas, y que otro te venda el remedio. Entonces no estás poniendo tu energía ni tu saber. Estás poniendo la energía y el saber de otro. Eso no es coherente».

Más información sobre José Antonio y Ana en Chamanismo para Todos.

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