La cruzada de la Justicia mexicana contra los curanderos de ayahuasca

José Campos es un curandero o vegetalista de la tribu Shipibo-Conibo, un pueblo a orillas del río Ucayali, en la Amazonía peruana. De sus 64 años, ha pasado casi 40 administrando plantas a sus pacientes para tratar todo tipo de enfermedades, dentro de su comunidad y en otros países del mundo. También es co-fundador de Takiwasi, un centro de rehabilitación en Tarapoto, Perú, que desde 1992 trata a personas con adicciones a través de la medicina ancestral amazónica. Particularmente de la ayahuasca, un brebaje vegetal psicoactivo que su tribu ha utilizado en contextos ceremoniales durante varios siglos.

Hoy, José Campos pasa sus días en una prisión mexicana, acusado de introducir drogas. Fue detenido el 9 de marzo de 2022 en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que desde febrero del mismo año es custodiado por efectivos de la Secretaría de Marina. Las autoridades determinaron que Campos llevaba en su maleta 3,7 kilos de ayahuasca, un preparado de color café oscuro que es una decocción de dos plantas: una liana (Banisteriopsis caapi) y un arbusto (Psicotria viridis). La bebida no solo es legal en Perú, sino que el ritual y los cantos (icaros) que acompañan su consumo han sido declarado patrimonio cultural de la nación.

La ayahuasca no está controlada por ningún acuerdo internacional, como se ha señalado la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de las Naciones Unidas. Muy pocos países lo han prohibido expresamente, como Francia, Italia o Rusia. Sin embargo, una de sus sustancias activas, la N,N-dimetiltriptamina o DMT, está incluida en la lista I de la Convención de las Naciones Unidas sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971, junto con otros “que causan graves daños a la salud pública”. Por eso la fiscalía mexicana acusa a Campos de narcotráfico. Si es declarado culpable, podría enfrentar entre ocho y 25 años de prisión.

El curandero Shipibo-Conibo ha esperado casi once meses en prisión para el inicio de su juicio, el primero que se celebra en México relacionado con la ayahuasca. Pero es posible que no sea el último. Además de Campos, otras siete personas -de las cuales tres más son indígenas sudamericanos- han sido detenidas en 2022 por el mismo motivo. Todos ellos enfrentan su proceso penal sin libertad por la aplicación mexicana de la prisión preventiva informal, figura legal contra la cual la Corte Interamericana de Derechos Humanos se ha pronunciado en varias oportunidades.

Otro de los imputados es el curandero Lauro Hinostroza García, de 70 años, originario de un pueblo quechua, también de Perú, pero que reside desde hace tres décadas en la capital mexicana. Es autor de varias publicaciones, doctor en antropología médica por la Universidad Autónoma de México (UNAM) y presidente fundador del Instituto de Medicinas Tradicionales Aplicadas y Artesanías México-Perú (IMTA AMPAC). Fue detenido con ayahuasca en el principal aeropuerto del país el 26 de septiembre de 2022.

Hinostroza García, conocido entre los médicos tradicionales como Tarire Mutzarawa, tiene una gran comunidad de pacientes en México, la cual ha creado una plataforma para exigir su liberación. A través de ella se ha extendido el audio de una carta que el mismo curandero envió a Andrés Manuel López Obrador para pedirle que no permitiera abusos contra los saberes médicos ancestrales de los pueblos originarios:

“Señor. Señor Presidente, no me dedico a la comercialización o introducción al país de sustancias o drogas de cualquier naturaleza que sean nocivas para la salud. Todo lo contrario; nuestra institución, nuestros médicos-sacerdotes indígenas promueven la salud humana y la preservación de nuestra ecología”. Hinostroza García le dice al presidente que se encuentra “sumergido en una profunda tristeza y enfermo” en el penal norte de la Ciudad de México.

En defensa de la medicina tradicional

Algunas evidencias arqueológicas han fechado el uso de la ayahuasca en más de mil años. Es medicina ancestral para más de cien pueblos de Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela. “Aunque en cada lugar recibe un nombre diferente, estos pueblos comparten una cosmovisión. Consideran a la ayahuasca como una bebida que los dioses dieron a los humanos para entender el mundo más allá de lo visible, el mundo de los espíritus, que es fundamental para el equilibrio del universo”, explica a EL PAÍS el antropólogo Mauricio Guzmán, profesor investigador del Colegio de San Luis.

Guzmán ha realizado investigaciones etnográficas sobre varios pueblos indígenas sudamericanos que consumen ayahuasca de manera habitual, por lo que fue llamado como uno de los testigos de la defensa en el juicio a José Campos.

Al frente del equipo legal del curandero se encuentra Fernando Gómez-Mont, quien decidió incorporarse como abogado pro bono. El político de 60 años se desempeñó como secretario de Gobernación de 2008 a 2010, durante la administración de Felipe Calderón, el presidente mexicano que declaró la guerra al narcotráfico. “Me parece injusto y erróneo que una persona esté en la cárcel por ejercer una medicina compatible con su identidad, que ha sabido desde niño como algo válido y valioso”, dice vía telefónica Gómez-Mont.

El abogado penalista fue el encargado de realizar el alegato inicial en la primera audiencia de juicio, el pasado 26 de enero. Allí planteó sus argumentos: que “la ayahuasca no está prohibida por las leyes mexicanas ni internacionales”; que es “una institución estatal y culturalmente reconocida en el Perú”; que su consumo “es apropiado en determinados contextos de uso chamánico”, y que el preparado “no entra en manos de terceros indiscriminadamente: el chamán siempre está ahí para su consumo personal o el de grupos restringidos, con lo cual no se pone en riesgo la salud pública”, dice Gómez-Mont.

Otra testigo de la defensa es Natalia Rebollo, quien apoya este caso como abogada y coordinadora del Fondo de Defensa de la Ayahuasca, un programa de defensa legal para fundación ICEERS. Rebollo explica que ha participado en la defensa de personas en más de 44 países y que en cada ocasión han comprobado la validez de su argumentación jurídica. “Si la ayahuasca estuviera controlada por la legislación mexicana, se incluiría el nombre botánico de las dos plantas que la componen, como ocurre con otras plantas que están controladas por la Ley General de Salud, como el peyote (Lophophora williamsii) o hongos que contienen psilocibina”.

El abogado agrega que es incorrecto reducir la riqueza farmacológica de la ayahuasca a una sola molécula, la DMT, ya que esta sustancia también se produce de forma endógena en el cuerpo humano. DMT es un neurotransmisor relacionado con las visiones de los sueños, y también está presente en animales y plantas. “El único argumento de la acusación es que José Campos traía DMT y que esa sustancia produce alucinaciones”, dice el letrado. “Pero la ayahuasca contiene DMT de origen natural, como la bergamota, los cítricos o el tepezcohuite. Por eso es inexacto que sea una sustancia controlada”.

Otro miembro de ICEERS estará presente como testigo de la defensa: el psicólogo clínico y farmacólogo español, José Carlos Bouso, experto en el brebaje amazónico y conocedor de las investigaciones científicas sobre el mismo en los últimos 30 años. “Se sabe que es una decocción bastante segura fisiológicamente, después de su administración y también a largo plazo. No se han encontrado alteraciones neurológicas o psiquiátricas en personas que lo usan regularmente”, dice Bouso.

Este psicólogo es también el autor de un informe técnico en ayahuasca que es parte de la prueba de la defensa. El documento elaborado en 2021, y firmado por una decena de investigadores internacionales expertos en la materia, detalla los efectos de la bebida y sus propiedades terapéuticas. “La evidencia existente indica que la ayahuasca puede representar una herramienta útil en el tratamiento de las adicciones”, dice el informe antes de poner como ejemplo la clínica Takiwasi, cofundada por José Campos.

El curandero Shipibo-Conibo relata su propio camino en la medicina tradicional amazónica en el libro El chamán y la ayahuasca: “Tenía 27 años cuando comencé a trabajar con ayahuasca. Me liberó de la timidez, del rencor, de la tristeza. Me separé de un mundo que consideraba frívolo. Elegí continuar el trabajo con las plantas porque fui testigo de mi propia curación”.

Una discusión abierta en México

En la sede del Senado de México, la abogada Natalia Rebollo se pronunció sobre el caso de José Campos y los otros siete detenidos por posesión de ayahuasca: “Las leyes penales siguen perpetuando la colonización espiritual iniciada con la Santa Inquisición. Esa tradición jurídico-política heredada tiene que ser revertida ya. La Constitución establece que México es una nación pluricultural. ¿Por qué el Estado se mantiene fiel a una guerra fallida contra las drogas y no a los derechos humanos, cuando estos tienen jerarquía constitucional?

La intervención de la abogada se dio en el marco del Foro Intercultural de Medicina Enteogénica, que se llevó a cabo los días 24 y 25 de enero de 2023. Fue convocada por la senadora Alejandra Lagunes para hablar sobre el uso ancestral de plantas y hongos psicoactivos en territorio mexicano, como así como de sus posibles usos terapéuticos. El senador por el Partido Verde Ecologista de México trabaja en un proyecto de ley para reclasificar la psilocibina y los hongos que la contienen y regular su uso. Países como Canadá o Australia y estados como Oregón y Colorado ya han modificado sus leyes para permitir que médicos y terapeutas administren psilocibina a sus pacientes con síndrome de estrés postraumático o depresión resistente a los medicamentos.

Para Natalia Rebollo, la sentencia que obtenga José Campos será un termómetro para los casos de los demás detenidos, pero también para dar los siguientes pasos en materia legislativa: “México tiene que adoptar un marco respetuoso de los usos ancestrales de estas plantas; si no, varias cosmovisiones serán encarceladas”.

Publicado originalmente en El País tras muro de pago.

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