«Me temo que la práctica chamánica va a quedar fuera de la ley en la terapia con psicodélicos»

Antón Gómez-Escolar (Madrid, 1988) lleva buena parte de su vida involucrado con las sustancias psicodélicas, primero con proyectos como Energy Control o Kosmicare (Boom Festival) y, más recientemente, como vocal de la Sociedad Española de Medicina Psicodélica, director de la colección de libros ‘Las guías del psiconauta’, en la que también firma el libro ‘Guía esencial del renacimiento psicodélico’ y divulgador en el canalLa Drogopedia de Antón y el observatorio INAWE. No es casualidad que Gómez-Escolar se haya convertido en una de las caras visibles del llamado ‘renacimiento psicodélico’ en España.

Charlamos con Antón sobre el estado actual de la terapia asistida con psicodélicos en Europa, sobre la investigación en España y sobre la eventual (e improbable) integración del modelo chamánico en el futuro marco regulatorio.

Aquí puedes escuchar la entrevista completa.

Participaste en la jornada sobre psicodélicos para la salud mental organizada por PAREA el pasado 6 de diciembre en el Parlamento Europeo, ¿qué sensaciones te trajiste de Bruselas?

La sensación que me traje de Bruselas fue muy buena, en el sentido de que me di cuenta de que los europarlamentarios que vinieron a escucharnos en esas ponencias que hicimos venían con los deberes hechos, venían sabiendo de lo que hablábamos muy bien, además. Es decir, tenían buen conocimiento del tema y conscientes de la necesidad imperiosa de sacarlo adelante, ya que la salud mental es una de las grandes prioridades de la Union Europea ahora mismo.

A nivel legislativo, ¿en qué punto dirías que está el continente respecto a Norteamérica o Australia?

Es cierto que Europa tiene un cierto retraso en relación a esos países en el ‘renacimiento psicodélico’. Estados Unidos ha tenido mayor apoyo financiero y probablemente han tenido una visión más clara de ir a por la comercialización, o sea, que iban a por el desarrollo clínico del fármaco. Además, el gran artífice del renacimiento psicodélico es, en mi opinión, MAPS, que es una organización americana cuyo objetivo es que esta sustancia [la MDMA] esté disponible para quienes más las necesitan en todo el mundo, si bien el primer paso para ellos es que lo esté en Estados Unidos.

¿La FDA se está mostrando más receptiva hacia los psicodélicos que la Agencia Europea del Medicamento?

Es cierto que en Europa no es tan fácil moverse, a nivel burocrático, como en Estados Unidos. Es curioso porque la legislación criminal en relación a las drogas en Europa tiende a ser más abierta o más laxa que en Estados Unidos por ejemplo o en Australia que es un país con unas leyes francamente draconianas, muy difíciles de navegar a nivel legal cuando se trata de sustancias ilegalizadas. Sin embargo, allí ha habido más voluntad empresarial y política. De hecho, el movimiento australiano ha surgido de los propios políticos. Han sido ellos los que se han adelantado a su propia agencia reguladora de medicamento: “No vamos a esperar a que termine los ensayos clínicos, vamos directamente a aprobarlo porque hay una gran necesidad, porque esto se está viendo que funciona, así que vamos a aprobarlo para algunos psiquiatras autorizados puedan prescribirlo”.

La vía rápida de emergencia…

Así es, el Estados Unidos la FDA ya le dio un estatus de urgencia, la aprobación del ‘breakthrough therapy’, que es una designación que se le da a los fármacos cuando tienen unos resultados muy buenos en seguridad y en eficacia y se entiende que la patología que vienen a tratar está muy extendida y existe una urgencia real de que este medicamento esté disponible para los pacientes. Esto en Europa no funciona igual. Europa ha sido más lenta en los trámites de los ensayos clínicos, de modo que, efectivamente, llevamos ese retraso. Yo creo que no es un retraso muy grave. De hecho, si nos vamos a lo concreto, la esketamina, que es el primer psicodélico que ha sido autorizado para un uso de salud mental en toda la historia se autorizó en el año 2019 en Estados Unidos por parte de la FDA pero es que también se autoriza en el año 2019 en Europa por parte de la Agencia Europea de Medicamento y en España, cuatro o cinco meses más tarde. También es cierto que en el caso de la esketamina hablamos de una sustancia con un clarísimo interés comercial, muchos recursos detrás porque hay farmacéuticas grandes que están dispuestos a apostar por ella. Esto no va a suceder igual con fármacos como la MDMA o la psilocibina que son sustancias que ya no tienen patentes muy claras. La MDMA fue patentada en 1912. En resumen, Europa parece que va por detrás, probablemente uno o dos años en cuanto a lo que serían los trámites legales de aprobación del uso médico de los psicodélicos. Hasta que no se empiecen a probar de verdad estos tratamientos en Estados Unidos no podemos ver cuánta diferencia llevamos los europeos con ellos.

Guía esencial del Renacimiento Psicodélico’, primer libro de la colección Guías del Psiconauta.

¿Pueden los europarlamentarios adoptar la vía rápida de aprobación “a la australiana”?

Personalmente, no creo que Europa vaya a hacer lo mismo que Australia, primero porque no somos un país y la Union Europea no tiene esas competencias, y segundo porque la Unión va a seguir siempre las directrices de su Agencia Europea del Medicamento. Lo que sí que me consta es que en los últimos meses ha habido varias llamadas de atención a la Agencia Europea del Medicamento por parte de diferentes actores comunitarios, con cartas publicadas en Politico.eu, que es el medio de comunicación político más importante de Europa. También hay un ‘paper’ publicado por la Agencia Europea del Medicamento hablando de estas terapias, o sea que ahora mismo la atención está puesta ahí. 

Otra gran diferencia entre Europa y EEUU, es que en Estados Unidos hay mucha más cultura de las iniciativas legislativas populares. Hay ciudades o estados que se lanzan directamente a decir descriminalizar una sustancia por votación popular antes de que ninguna agencia reguladora haga nada. Esta vía sirve de atajo distinto al camino médico reglado occidental. El voto popular también sirve para decidir que esa sustancia sea la última prioridad a nivel policial, lo cual supone ‘de facto’ eliminar su estatus de ilegalidad y se pueda utilizar la sustancia en otros contextos sin que se haya sido formalmente legalizada para uso terapéutico.

Esto es impensable en Europa.

Impensable. Tenemos el caso del cannabis, que en Estados Unidos legalizó su uso vía iniciativa popular en varias ciudades hace décadas. En Europa, hasta donde yo sé, no ha habido ese tipo de votaciones, si bien ha habido otro tipo de estructuras sociales como los clubes de cannabis que han buscado explotar  la ley pero no ha habido una clara iniciativa social de votar para para regularlo. El resultado es que en Estados Unidos vemos un avance mucho más rápido por diferentes vías y para diferentes usos. En Europa yo creo que lo único que vamos a ver de momento es el tema terapéutico y tendremos que esperar a que sea la Agencia Europea del Medicamento la que la autorice en unos años y luego cada agencia de medicamento nacional tendrá que trasponer esa directiva a su legislación nacional y eso también se demorará unos meses. Yo calculo que estaremos estamos hablando de una de un retraso probablemente de entre uno o dos años respecto a Estados Unidos.

Has utilizado un par de veces la palabra “urgencia”. ¿Crees que Europa también está en esta situación de urgencia en lo que concierne a la salud mental de la población?

Creo que estamos en una situación de clarísima urgencia. Tenemos unos niveles de prevalencia de trastornos mentales en la población que son francamente alarmantes.  De hecho, se habla de que los trastornos mentales son la primera causa de discapacidad a nivel mundial. Esto es una barbaridad, sobre todo si tenemos en cuenta de que venimos de una época en la cual la humanidad le temía a las enfermedades físicas, infecciosas, accidentes laborales… y ahora hemos pasado a algo totalmente psicológico. Ahora mismo son las enfermedades mentales las que están dilapidando el bienestar de la población, su calidad de vida y, por supuesto, a los sistemas sanitarios, porque es muy caro y muy difícil tratar las enfermedades mentales. Son enfermedades muy resistentes, que incapacitan mucho a la persona y dificultan todo tipo de actividades, no sólo en el plano físico sino en el plano intelectual. Por tanto, yo la urgencia la veo clarísima y, de hecho, es uno de los grandes elementos que han estado detrás del desarrollo de la psicoterapia asistida con psicodélicos en este momento: ahora, después de décadas sin innovaciones relevantes en el campo de los tratamientos en salud mental, realmente existe una situación de alarmante necesidad que justifica de verdad el lanzarse una piscina que hace años pues no se atrevían a lanzarse y ahora sí.

¿Qué limitaciones crees que tiene la terapia psicodélica?

Una limitación muy importante a la que nos vamos a enfrentar enseguida es la limitación de la implementación porque, si bien es cierto que estos tratamientos son muy eficaces y eficientes porque nos ahorran que una persona tenga que estar años yendo a terapia y lo podemos solventar en unas cuantas intervenciones en unos pocos días, luego está la realidad de la práctica clínica. Si hablamos de un país que se apoya fuertemente en su sistema nacional de salud como es el caso de España, es muy difícil que de la noche a la mañana y con los mismos recursos con los que cuenta a día de hoy la sanidad podamos ofrecerle a tantísimos pacientes este tratamiento que requiere de muchas horas de un terapeuta sentado con un paciente, un tratamiento que requiere de una intervención muy intensiva y muy rápida. Además, no podemos hablar de que el paciente pueda hacer la terapia “en fascículos”, como se hace ahora: media hora con el psiquiatra y no vuelves a conseguir otra cita hasta dentro de tres meses.

Lo que probablemente va a pasar es que estas terapias estarán disponibles para una parte concreta de la población, la que tiene más recursos, porque va a poder acceder por un camino privado. Hay que tener en cuenta que vas a necesitar un psiquiatra (o a quien autoricen) contigo durante 6 horas seguidas, además de alguna sesión de preparación y cuatro o cinco sesiones de integración posteriores a la experiencia psicodélica. Sería milagroso si tuviésemos recursos para aplicarlo a toda la población.

¿Alguna otra limitación a la hora de la implementación?

Como se ha visto muchas veces en la historia de la medicina y de la farmacología, los tratamientos siempre ofrecen unos resultados fabulosos y hasta increíbles cuando están en la fase experimental de ensayos clínicos. Luego, cuando llega el momento de aplicarlos al mundo real, el globo se deshincha bastante es decir, muestran menos eficacia. Esto tiene sentido, porque cuando tú estás en un ensayo clínico las condiciones que son ideales: el paciente es el paciente ideal, tiene todos los criterios de inclusión, no tiene ningún criterio de exclusión, el terapeuta está mega formado en cómo se interviene, vigilado y además tanto el investigador como el paciente tienen expectativas de que esto va a funcionar y eso hace que al final se construya un ambiente perfecto para que funcione.

En el mundo real, cuando te encuentras con la práctica clínica habitual, lo más normal es que la eficacia de estos tratamientos sea mucho menor de la que hemos visto en los en los ensayos clínicos. Hay que bajar un poco la expectación, bajar un poco los pies a la tierra y entender que aunque estos tratamientos son muy prometedores, eso no significa que vayan a ser la panacea, milagrosos, ni que nos vayan a librar del problema estructural que tenemos en occidente del cual emerge en gran parte de estos trastornos mentales. Hay problemas estructurales de nuestra sociedad que están detrás del auge de todas estas enfermedades de salud mental y esos no nos los van a arreglar los psicodélicos por muy buenos tratamientos que sean.

¿Cuál es el rol que le queda a la práctica tradicional, ritual y chamánica, en el panorama futuro de la salud mental con psicodélicos?

Me temo que en países que no tengan específicamente regulado el uso de estas plantas dentro del derecho a la libertad religiosa y de culto van a seguir quedandose fuera de la ley. Por ejemplo, Estados Unidos autoriza el uso de determinadas sustancias psicoactivas siempre que sean el sacramento central de una serie de religiones que ellos tienen incluidas en una lista de religiones autorizadas y, por tanto, se permite esa excepción para los practicantes de ese culto o de esa religión, pero esto no es algo que sea universal en todos los países. En consecuencia, creo que aquellos países que no tengan especialmente protegido este derecho sí que van a ver cómo a nivel legislativo estas sustancias, que a día de hoy ya están en un estatus de ilegalidad o de alegalidad, seguramente sigan en el mismo estado, mientras se autoriza la comercialización sólo para determinadas empresas que tengan algún tipo de patente o exclusividad de mercado y, por supuesto, su uso a una serie de profesionales de la salud que lo más probable es que sean los psiquiatras, que tendrán la facultad de administrar este medicamento o de utilizarlo… creo que, dadas las propias carencias del sistema, vamos a ver que se combinan diferentes profesionales y, por ejemplo, sea un psiquiatra quien administre la sustancia, pero la vigilancia o las posteriores sesiones de integración sea un psicoterapeuta, por ejemplo, o sea una persona que no sea estrictamente un psiquiatra, porque el tiempo de un psiquiatra es muy caro y escaso, así que puede ser perfectamente un psicólogo, facilitador o incluso enfermero quien esté ahí haciendo el acompañamiento y tomando las constantes vitales de vez en cuando para garantizar la seguridad.

¿Y qué sucederá con los facilitadores que hoy trabajan en el ‘underground’?

Yo creo que a nivel legal decir van a seguir estando en la misma situación en la que se encuentran ahora mismo, no creo que vayan a ir para atrás pero tampoco creo que se contemple un uso legal fuera del marco regulatorio medicalizado de una sustancia controlada. Siempre existe el miedo de que la autorización farmacéutica venga acompañada de una persecución de los usos tradicionales que llevan siglos estando ahí, como una manera de garantizar un cierto “monopolio”, de despejar el mercado de aquellos usos que ya estaban ahí para que quede únicamente el uso el uso autorizado, pero quiero creer que las cosas no van a ser así. Espero que se tenga en cuenta el grandísimo aporte que los usos tradicionales de los psicodélicos han hecho a este nuevo renacimiento en Occidente. Es decir, si no fuese por los usos tradicionales no sabríamos que los psicodélicos pueden curar ni tendríamos prácticamente ninguno de los elementos de la psicoterapia asistida con psicodélicos que tanto está triunfando a día de hoy. Me parecería una injusticia muy llamativa que ahora llegasen estos tratamientos recién autorizados y lo primero que hiciesen fuese poner todavía más presión sobre quienes las llevan utilizando sin problemas durante siglos. Dicho esto, me temo que este tipo de decisiones legislativas están en un plano que no obedece a razones muy humanitarias o a razones de sentido común. Confío en que la legislación del uso de los psicodélicos sea una legislación que se acabe viendo de algún modo influenciada por los propios efectos de los psicodélicos, quiero decir que espero que aquellas personas que legislen sobre psicodélicos también hayan tenido un cierto conocimiento de cómo funcionan estas plantas. De hecho, uno de los objetivos de la Sociedad Española de Medicina Psicodélica es precisamente mantener un diálogo activo con representantes de los usos tradicionales de los psicodélicos para también tratar de respetar su legitimidad y que de algún modo esos usos no se vean proscritos por futuras legislaciones de autorización médica o en el uso médico futuro en los países del Norte Global. No tiene sentido que un uso que ha estado ahí durante muchos siglos y muchos milenios aportando beneficios a las comunidades y sin dar grandes problemas vaya a ser proscrito ahora porque hayamos decidido que vamos a utilizarlo también en Occidente, y por desgracia esto ya ha pasado en anteriores situaciones en la historia.

¿Las asociaciones de las que formas parte también defienden este modelo híbrido de salud mental, biomédico y chamánico?

Más que defender que haya un modelo híbrido, que podría ser interesante pero puede ser muy complejo de incluir en un marco regulatorio tan rígido como es el de la salud y con los estándares científicos actuales, lo que se defiende es que se haga justicia y se respete la forma de trabajo ancestral de aquellos pueblos cuyos conocimientos han permitido que el renacimiento psicodélico se haya producido en Occidente y que ahora tengamos sobre la mesa esta herramienta tan fantástica para el tratamiento de trastornos mentales como es la psicoterapia asistida con psicódélicos. Esto no significa necesariamente que haya un modelo híbrido, pero sí que pueda haber una convivencia y no se ponga más presión sobre aquellos usos que vienen existiendo desde hace siglos o milenios y que está demostrado que no provocan ningún problema de salud pública.

¿Cómo ves el conocimiento de la clase política española con respecto a la terapia psicodélica?

En primer lugar, quería añadir que en Europa ha habido un gran acelerón desde más o menos septiembre de 2022, es decir que hace menos de medio año que se está empezando a hablar seriamente de psicodélicos a nivel de Agencia Europea del Medicamento.

Al final toda la orquesta tocará al ritmo que marque la Agencia Europea del Medicamento y en lo que es la regulación del uso médico no creo que nadie se vaya a adelantar a ella.

El caso de España es muy curioso, porque aquí tuvimos el enorme privilegio de arrancar la línea de investigación más avanzada que hay a día de hoy en psicodélicos que es la de MDMA para el estrés postraumático, de la mano del estudio de José Carlos Bouso en Madrid pero, como suele pasar en España, tenemos grandísimos investigadores pero escasea el apoyo y la financiación para la investigación y, el espíritu innovador en general en las administraciones. Hay mucho miedo a innovar a ser los primeros en algo, hay miedo a equivocarse y ese miedo es lo que frena este tipo de investigaciones. Quien no se arriesga no pierde, pero tampoco gana, y eso al final es quedarse atrás y perder igualmente. Por desgracia, tenemos una clase política tremendamente ignorante que no mira más allá de sus prejuicios o los de sus votantes y se vio claramente en la forma en la que se cerró el estudio de Bouso sobre MDMA en estrés postraumático. Ahora resulta que la gran innovación en salud mental de este siglo van a ser los psicodélicos, y habiéndolos tenido delante de las narices desde hace 20 años, y con investigadores de talla mundial, las hemos dejado escapar para que sean otros países más valientes los que ahora lleven la delantera.

Dicho esto, creo que España tiene una posición legislativa muy buena para hacer investigación con psicodélicos. Nuestras leyes son mucho más laxas y abiertas lo cual facilita también ciertos marcos de investigación, también la investigación de usos terapéuticos no regulados, como las ceremonias de ayahuasca, los grupos o clubes de consumo, que en otros países serían absolutamente impensables.

Más en Cataluña que en el resto de España…

Así es. La mentalidad más innovadora de España está en Cataluña, no hay más que ver dónde florecen este tipo de iniciativas. En Madrid, tampoco es que estemos tan mal, pero es verdad que en el ámbito psicodélico todavía no ha cristalizado grupos de investigación potentes en este campo. Por ejemplo, en Sevilla estamos teniendo una experiencia muy mala: teníamos todo para arrancar un ensayo clínico de psilocibina solo a espera de que el comité de ética nos diese luz verde y, después de un año esperando y respondiendo preguntas, hace dos días que el Comité de Ética nos dijo que no sabía qué era la psilocibina. Esto es muy frustrante, porque tenemos todo para poder triunfar a nivel europeo o incluso mundial pero luego te encuentras con este desinterés, este miedo, cuando ya hay decenas de estudios exitosos en este campo.

El resultado es que, al final, las investigaciones que se están haciendo en Cataluña [MDMA en el Hospital St. Joan de Deu y otras], las están haciendo empresas extranjeras que se aprovechan del buen clima legislativo español para traer aquí sus ensayos clínicos.

Creo que tenemos un buen ecosistema legal para investigar con psicodélicos pero no lo estamos aprovechando nosotros porque no tenemos industria, ni grandes financiaciones para investigación pública, ni empresas de retiros, etc… Es una pena que, siendo algo que también empezó aquí, podíamos haber sido pioneros y exportar profesionales y ‘expertise’, y, sin embargo, vamos a acabar como siempre: comprándoselo a otras empresas fuera de aquí.

Una industria que necesita una cierta seguridad jurídica antes de invertir.

A día de hoy ya tenemos una legislación mucho más garantista que la de otros países de Europa, pero no puedes basar una industria entera de los psicodélicos en esta diferencia: necesitas una seguridad jurídica. Me temo que eso va a tardar mucho, y el caso del cannabis es muy ilustrativo. Es una sustancia que fue aprobada para uso médico en 1996 en algunos estados de EE.UU. y que se ha extendido al uso recreativo, mientras en Europa seguimos debatiendo qué países pueden dar uso terapéutico a la planta. Con los psicodélicos está pasando lo mismo: aquí existe cultura y conocimiento desde mucho antes que en otros países, pero somos los últimos en introducir cambios legislativos. Debo decir que en el caso de los psicodélicos soy más optimista que en el del cannabis porque en este caso sí hay una serie de patologías para las que tiene una utilidad muy clara y se está investigando por el itinerario “farmacéutico”. En consecuencia, el camino que está llevando es muy recto y acotado a través de la Agencia Europea del Medicamento, lo que es diferente al del cannabis, que lleva un camino más complejo legislativamente, con importantes debates en su modelo de administración, utilidades, patologías, seguridad, etc y mucha lucha de la sociedad civil. Creo que los psicodélicos para uso médico van a estar disponibles en España incluso antes que el cannabis.

¿Cuánto estimas que tardará en implementarse?

Va a ser un proceso lento por los escollos que comentaba anteriormente: cómo está estructurado el sistema de salud o el tiempo de atención de un psiquiatra, que es de 15 o 20 minutos por paciente, no nos podemos imaginar que un psiquiatra pueda estar 6 horas con un paciente. Los psicodélicos no van a tardar mucho en estar disponibles en clínicas privadas, y de hecho la esketamina ya lo está, pero sí en estar accesibles a grandes masas de la población.

¿Es un requisito eliminar los psicodélicos de las listas de sustancias prohibidas de la ONU para que el renacimiento psicodélico se haga realidad?

No es estrictamente necesario pero sí que sería tremendamente útil. De hecho, el uso científico de las sustancias siempre está autorizado, independientemente de su estatus legal, pero es cierto que de cara a escalar esto a nivel de servicio nacional de salud supondría un problema importante que estas sustancias siguieran en la Lista 1.

Aparte de la Lista 1, hay otras listas menos restrictivas. En ésas están drogas como la anfetamina, una sustancia que, pese a consumirse fuera del contexto médico en forma de speed, sí que se vende en farmacias porque tiene usos médicos reconocidos como el tratamiento del trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Creo que llegará un momento en que los psicodélicos cambien de lista para estar más accesibles a los sistemas de salud, pero si lo vemos en términos de geopolítica, hay países que tienen un fuerte influjo moral en sus legislaciones –como Rusia o China- y posiblemente van a rechazar esta reclasificación. Sin embargo, países como Australia o Canadá ya han aprobado el uso médico de psicodélicos o cannabis y a nivel de política internacional de drogas no ha pasado nada demasiado relevante todavía.

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