Jeremy Narby: «En lo que concierne a la ayahuasca, los psiquiatras aún están en el jardín de infancia»

Jeremy Narby (Montreal, 1959) lleva toda una vida intentando reconciliar el conocimiento científico con el conocimiento tradicional de los pueblos amazónicos, un empeño que puede vislumbrarse en dos de sus libros, el reciente ‘Ayahuasca, tabaco y la búsqueda de conocimiento’ (2021) y el celebérrimo ‘La serpiente cósmica’, donde intenta (y logra) conectar las visiones chamánicas de diversas culturas ancestrales con la estructura de doble hélice del ADN, descrita por primera vez en 1953.

Narby participó recientemente en el podcast The Onaya Project, parte de The Onaya Science, un proyecto liderado por el dr. Simon Ruffel, miembro de una nueva generación de investigadores que ha crecido sobre hombros de gigantes como Narby. Ruffel comparte con Narby el empeño de tender puentes entre ambos sistemas de conocimiento, el científico y el chamánico.

A continuación un extracto de las palabras de Narby:

«(…) Cuando realmente llegué al punto en el que consideré que lo que los pueblos amazónicos decían tenía una validez comparable a la validez científica, y que no eran dos entidades completamente diferentes, el primer sentimiento fue que me inundó la autocrítica. En otras palabras, yo mismo había mantenido la separación entre los dos. En el mundo en el que vivimos, hay un abismo entre la ciencia y el conocimiento indígena, pero comprendí que había colaborado en mantener ese abismo porque no pensaba que realmente estuvieran al mismo nivel. Así que me inundó un sentimiento de tristeza; tuve que dejar de lado mi visión anterior del mundo porque ya no creía en ella. Ya no creía que el racionalismo tuviera el monopolio del conocimiento. Por el contrario, su manera de ejercer ese monopolio era decir: “Somos el único sistema de conocimiento válido”. Yo había suscrito a eso, y sabía que tenía que dejarlo atrás. Eso fue lo primero, y fue como algo parecido a un duelo.»

«Terminé de escribir el libro [‘La serpiente cósmica’, 1998]. Sabía que lo que estaba haciendo era tender un puente, y no estaba diciendo que el chamanismo equivalía a la biología molecular, sino diciendo: “Miren todas estas cosas que dicen por aquí los chamanes, y miren todas estas cosas que dicen los biólogos moleculares, y cómo se alinean”. Parecen estar hablando de la misma realidad, que es la vida celular en la Tierra, de la cual formamos parte, y lo que está debajo de la superficie, lo que normalmente no ves. Pero lo están abordando desde diferentes puntos de vista, y esto es como ángulos de cámara: ves el juego desde un lado del campo con el ángulo de la cámara principal, y luego puedes ver la misma acción desde el ángulo de cámara inverso y aprender cosas desde esa otra perspectiva». 

«Una vez que publiqué mi libro, comencé a hablar de él y empecé a decir: “Hay estos dos enfoques que son compatibles entre sí”. Un intelectual francés no gustó nada del libro, y dijo de él: “Este libro está amenazando al racionalismo con la esquizofrenia”. Eso realmente me afectó. Pensé: “No, no estoy amenazando al racionalismo con la esquizofrenia”. Le di vueltas y finalmente un día pensé: “Estoy hablando de bilingüismo. Es como cuando puedes decir cosas en un idioma, y si hablas otra lengua, puedes decir cosas en ese otro idioma. A veces no se traduce, pero puedes ir de un lado a otro la mayor parte de las veces”.» 

«No es bilingüismo, estoy hablando de bicognitivismo. Eso es de lo que estoy hablando. No usé esa palabra en “La serpiente cósmica”, pero eso era lo que quería expresar. Por analogía con el bilingüismo, puedes ser una persona racional, orientada científicamente, que quiere saber sobre las moléculas dentro de las plantas, y eso está bien. Luego puedes coger la misma pregunta y preguntar: “¿Qué pensaría un chamán sobre esto? ¿Cuál sería su punto de vista?” (…) Estoy totalmente convencido de que la forma en que progresamos como especie, en general, es escuchándonos unos a otros y colocando los diferentes sistemas de conocimiento en el mismo nivel, en lugar de poner uno por encima del otro, dándole el poder de validar o refutar al otro. Y normalmente es el sistema de conocimiento occidental el que obtiene el poder para validar o refutar el conocimiento indígena. Pero también me he encontrado con personas que le dan completamente la espalda a la medicina y ciencia occidental y ponen en un pedestal el conocimiento indígena. Creo que es importante aprender de ambos, averiguar dónde encajan y dónde no. Así es como vamos a progresar y avanzar». 

Imagen: Amazon Frontline.

«(…) No queremos poner a nadie en un pedestal. Basta ya de pedestales. Poner a los indígenas en un pedestal en lugar de a los científicos tampoco es la solución. Pero cuando se trata de administrar ayahuasca, sinceramente, los psiquiatras están en el jardín de infancia. Hoy en día hay personas vivas en la Amazonía que son verdaderos maestros. No hay millones de ellos, pero sí hay ciertas personas que tienen un gran conocimiento. No es que los psiquiatras deban actuar como chamanes, pero creo que si los psiquiatras quieren progresar en cómo administrar ayahuasca para un buen efecto terapéutico, deberían reflexionar sobre el hecho de que en la Amazonía, cuando la gente se pregunta si alguien es un buen maestro, uno de los criterios es si canta bien. “¿Cuántos icaros tienen? ¿Cuál es el poder de esos icaros?” Esto es realmente central. Los psiquiatras probablemente no van a empezar a cantar en el futuro inmediato, pero hay algo ahí: la voz humana, su melodía. Hoy en día escuchamos sobre listas de reproducción, la lista de reproducción de Johns Hopkins, la gente se pone los auriculares y es todo muy tecnológico. Vale, el psiquiatra tiene una lista de reproducción, pero no es eso. Creo que vale la pena meditar sobre el toque humano, la voz humana, y su poder, su magia. Hay algo ahí en términos de presencia humana cálida, acústica, que se transmite en el acto de cantar, como dicen los antropólogos. Tal vez.»

No te pierdas el episodio íntegro del podcast The Onaya Project, con Simon Ruffel y Jeremy Narby.

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