Jeremy Narby: «Estamos viviendo un renacimiento chamánico»

Jeremy Narby: «Estamos viviendo un renacimiento chamánico»

Se estima que más de cuatro millones de personas han consumido ayahuasca en algún momento de sus vidas. Solo en 2019, aproximadamente 820.000 personas consumieron la bebida, lo que se traduce en alrededor de cinco millones y medio de dosis de esta sustancia psicoactiva utilizada durante miles de años por pueblos indígenas amazónicos.

Los datos provienen de un estudio realizado en América, Europa, Australia y Nueva Zelanda por la Fundación ICEERS. El informe se elaboró entre 2020 y 2021 y se divulgó en el último mes de junio.

La globalización de la ayahuasca, que ha promovido un aumento en su consumo y una escalada del llamado turismo psicodélico, ha sido señalada por algunos expertos como una amenaza para el conocimiento tradicional de los pueblos indígenas y también para la sostenibilidad de las plantas utilizadas en su preparación.

En una entrevista con Psicodelicamente, Jeremy Narby, antropólogo canadiense radicado en Suiza, argumenta que este movimiento también tiene un lado positivo. «El interés externo en el chamanismo amazónico ha llevado a los indígenas a reconsiderar el valor de su propio conocimiento».

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‘Plantas maestras: ayahuasca, tabaco y la búsqueda del conocimiento’

‘Plantas maestras: ayahuasca, tabaco y la búsqueda del conocimiento’

La clasificación botánica sólo contempla dos especies de ayahuasca, la célebre Banisteriopsis caapi y la menos conocida Banisteriopsis inebrians, una liana nudosa que también se utiliza, con menos frecuencia, para elaborar el brebaje medicinal amazónico. Sin embargo, los pueblos indígenas tradicionales contemplam un amplio abanico de lianas ayahuasca, no sólo en función de color y morfología sino también de sus efectos.

La taxonomía que hacen los curanderos y chamanes indígenas y mestizos de las plantas amazónicas no es menos precisa o “científica” que la que ofrece la botánica. De hecho, cada vez son más los investigadores que tratan de tender puentes entre el conocimiento tradicional y la visión cartesiana occidental, dos enfoques complementarios con un mismo objetivo: la consecución del conocimiento.

Es el caso del notable antropólogo y divulgador canadiense Jeremy Narby, autor precoz del libro‘La serpiente cósmica’ (reeditado recientemente en España por Errata Naturae), quien acaba de publicar en inglés ‘Plant Teachers: Ayahuasca, Tobacco, and the Pursuit of Knowledge’, un librito (apenas 136 páginas sin desperdicio) que resume sus conversaciones con Rafael Chanchari Pizuri, médico vegetalista y activista político de la etnia shawi, afincado en Iquitos, capital del Amazonas peruano.

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‘La Serpiente Cósmica’: ¿vislumbraron los chamanes la doble hélice del ADN en sus visiones?

‘La Serpiente Cósmica’: ¿vislumbraron los chamanes la doble hélice del ADN en sus visiones?

En 1985, Jeremy Narby era un joven antropólogo “materialista” cuando estaba preparando su tesis doctoral, consistente en un estudio sobre el “uso racional” que hacían los ashaninka de los recursos de la selva peruana, un trabajo con el que el académico trataba de proteger a esta etnia de la depredación de los colonos y el estado peruano durante los años 80, cuando el país pretendía “conquistar” la “improductiva selva” en manos de “pueblos primitivos” como los citados ashaninka o sus vecinos, los shipibo-konibo.

Pero el materialismo de Narby se desvaneció en el momento que se inició en la ayahuasca, la “televisión de la selva”, tal y como la definió Ruperto Gómez, su informador en el área. “No puedes entender cómo percibimos la naturaleza si no has probado la ayahuasca”, le dijeron quienes iban a ser el objeto de su estudio, los pueblos ashaninka.

De aquella iniciación surgió un libro apasionante, ‘The Cosmic Serpent’, publicado por primera vez en 1998 y que Errata Naturae acaba de publicar en castellano en una cuidada edición, ‘La Serpiente Cósmica, la alucinante historia de la ayahuasca, el ADN y el origen del conocimiento’, con traducción de Alberto Chirif.

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