«Cuando fumas Bufo estás haciendo un ensayo general del momento de tu muerte»

Periodista, viajero, escritor, terapeuta… Fernando Miguel organiza retiros desde hace algunos años con sustancias visionarias para facilitar los procesos terapéuticos, incluyendo el Incilius alvarius (erróneamente conocido como Bufo alvarius). Recientemente, Fernando ha viajado al desierto de Sonora, al norte de México, para conocer esta fascinante especie en su hábitat natural y vivir en primera persona los ritos de sanación de la nación Comcáac, guardianes del sapo.

Acabas de volver de Sonora (México) en tu búsqueda del Bufo. ¿Qué has encontrado allí?

México, ¡qué país! tiene su leyenda. Ambrose Bierce, protagonista de ‘Gringo Viejo’ (Carlos Fuentes), decía “un viejo gringo en México, eso sí que es eutanasia”. De hecho, se fue para allá durante la Revolución y no volvió. México es un país que tiene unos condicionantes muy flipantes. Entre mis 20 y mis treintas viajé mucho para allá, pero hacía 19 años que no viajaba a aquel país, así que para mí fue un viaje fuerte. Yo fui periodista durante muchos años y luego la vida me fue reconduciendo para salir de mi propio laberinto y ahora trabajo como psicoterapeuta.

¿Cuál es tu vinculación con el mundo de la terapia y más concretamente la terapia con psicodélicos?

A mí me interesa mucho el trabajo con enteógenos, porque he ido viendo las consecuencias que tuvo en mí y las que tiene para muchas personas. Creo que es un trabajo muy rico que tenemos que investigar y que lo tenemos que hacer con valentía, porque ya sabemos que muchas de estas sustancias están prohibidas en nuestra sociedad, en occidente, pero con cuidado, con respeto a las tradiciones y a las propias sustancias. Tenemos que seguir investigando porque es obvio que estas sustancias curan, por algo se les llama “medicinas”. Aquí se circunscribe mi viaje a México.

¿Cómo fue tu primer encuentro con el sapito?

La primera vez que probé el Bufo fue uno de los momentos más significativos de mi vida, no hay más que decir. Cuando desperté sentí algo que no había sentido nunca. Soy padre, he tenido a mi hijo recién nacido en mis brazos, estoy profundamente enamorado de mi mujer… o sea, he tenido sentimientos muy fuertes, pero lo que me pasó fue algo único y el viaje a México es un poco tirar de ese hilo. De ahí viene la sustancia, igual que el peyote, o  los hongos tan famosos de la zona de Oaxaca. Estuve dos semanas haciendo un poco de trabajo terapéutico y un poco de trabajo periodístico. Ahí se juntaron dos de mis profesiones, la que fue durante muchos años y esta, porque aunque estoy muy alejado del periodismo, me salía mucho el tema de investigación; trabajar con los Comcáac, luego trabajar con chamanes mexicanos, o sea que este ha sido el objetivo del viaje

¿Qué efecto has visto en otras personas a nivel terapéutico? ¿Qué posibilidades terapéuticas tiene el Bufo incitius?

Yo creo que el Bufo, a diferencia de otras sustancias, es un viaje tan profundo que, por decirlo de alguna manera, nos reconfigura interiormente. Tengo un amigo que tenía muchísimos problemas de adicción, con un par de sesiones con ese tipo de DMT dejó la adicción. A un trabajo con ayahuasca o con hongos le podemos poner palabras, son viajes más largos que duran horas, nos pasan muchas cosas, pero siempre hay una parte de conexión. El bufo es una experiencia mística, es ponerte en contacto durante unos minutos con Dios y a la que vuelves vivenciar lo que significa no tener esto que llamamos ego.

Yo en México me acuerdo que con el último chamán que estuve trabajando, con Judá Beltrán, me dejó verle trabajar durante unas horas, y todos los hombres que iban eran mexicanos del Norte, de Sonora, tipos aguerridos acostumbrados a una vida austera. Todos lloraron cuando volvieron de la experiencia, pero no solo llegaron ellos, también lloraron los hombres que estaban observando esto.

A mí me emociona contarlo. Pues esto es el bufo: volver un poco a la niñez, y tocar un momento de mucha vulnerabilidad, eso te puede pasar con otras sustancias, pero con el bufo es muy fuerte y no hay resistencia posible. Para mí ese es el gran secreto, el gran misterio de esta sustancia, además del miedo. Cuando vas a tener una experiencia con bufo o preparas un retiro con bufo, la medicina ya empieza a trabajar porque hay mucho miedo.

Me gustaría recordar que está estudiado que el cerebro produce masivamente 5-MeO-DMT cuando nacemos y cuando morimos y en menores cantidades cuando hacemos el amor, con el sueño… Por tanto, cuando fumas Bufo estás haciendo una especie de ensayo general del momento de tu muerte. Entonces, creo que el Bufo lo que hace es enseñarnos a vivir de una manera sana o por lo menos contactar con eso, que está en nuestro núcleo vital como seres humanos y hacer un ensayo general sobre la muerte del que luego volvemos, o sea, que no tenemos que quedarnos ahí. Y eso nos permite darnos cuenta de que el momento de la muerte va a ser algo sublime, que acaba bien, como defiende el oncólogo Enric Benito. 

¿Crees que todo el mundo está preparado para pasar por una experiencia de este tipo?

Podría ser para todo el mundo, pero quienes nos acercamos al mundo de los psicodélicos y a sus aplicaciones terapéuticas o ceremoniales somos un tanto por ciento nimio de la sociedad, quizá un 1% de la población, puede que  ahora que se está extendiendo sea el 1,5%. Hay un tipo de personas que queremos ahondar, llegar a nuestra mejor versión vital, alejarnos un poco del materialismo y alcanzar la espiritualidad. Yo cada vez que que tomo bufo me doy cuenta de la responsabilidad de la persona que enciende la pipa, y cuando estoy entrando en la experiencia, mi último momento de conciencia es “esto es muy grande”. ¿Es para todo el mundo? A todo el mundo le vendría de puta madre. Estoy seguro de que si vas a las Naciones Unidas o se lo das a Trump o a Putin o a Netanyahu Netanyahu les vendría súper bien, pero, obviamente, ellos no se van a acercar. 

¿Cómo es el desierto de Sonora?, ¿en qué condiciones viven los miembros de la tribu Comcáac?

México tiene estos tres puntos calientes, a nivel de enteógenos: Oaxaca, conocida por María Sabina y los llamados “hongos de derrumbe” (un tipo de hongos psilocybe que crecen en Oaxaca). El segundo es la zona del desierto de Wirikuta, Real de 14, la zona del peyote y de los indios huicholes en la finca Margarita. Finalmente, está Sonora, que está en el norte, justo al sur de Sinaloa, un nombre que sonará a muchos, un sitio muy bravo por el que sube la droga y también los migrantes hacia Estados Unidos. 

Parte de esa droga se está quedando ahí. Hay mucha gente que consume cocaína, metanfetamina y ahora también está subiendo el consumo de fentanilo, porque los carteles mexicanos están produciendo este tipo de sustancias y las suben a ese gran mercado que es Estados Unidos.

Hermosillo es la capital de Sonora, una de las ciudades más calurosas del mundo, 42 o 43 grados en el mes de septiembre. Los comcáac, el pueblo seri, están en Punta Chueca, a unas dos horas y media de Hermosillo. Es un pueblo súper pobre, hay quien lo compara con una especie de poblado gitano. Como  tantos otros lugares del mal llamado Tercer Mundo, hay un gran problema con el plástico. Lo primero que me encontré fue la enorme cantidad de plástico, es un panorama que siempre entristece. Ahí viven los comcáac, un pueblo que fue obviamente masacrado. Es una comunidad pequeñita y ahora mismo ellos son los que cuidan del bufo.

Miembros de la comunidad seri. Foto: Noro.mx.

Al contrario de otras tradiciones, no se conoce un linaje que enlace a los antiguos indígenas de Sonora con el uso psicoactivo del Bufo, como sí sucede con los honguitos y con el peyote. Se trata de una costumbre muy reciente, de apenas 60 año ¿De quién reciben esta tradición?

Efectivamente, se comenta que en las ruinas hay imágenes de los sapos, de sus glándulas parótidas, pero realmente no hay ninguna demostración de que se usara ancestralmente. Lo que sí sabemos realmente es que las personas que ha popularizado el Bufo, primero en Sonora, luego en México y luego en el resto del mundo han sido el Doctor Gerry, Gerardo Sandoval Isaac, y Octavio Rettig Hinojosa, un médico muy controvertido. Él fue el que llevó el bufo a la comunidad seri, él fue quien encendió la pipa a los abuelos de la comunidad al Chapo y al abuelo Pancho, de la familia de Barnett, en Punta Chueca. 

La figura de los chamanes mexicanos siempre debe circunscribirse al lugar en el que han nacido y se han desarrollado. Nosotros, como europeos, no entendemos la idiosincrasia mexicana. Es un país muy bravo, con una costumbre de mucha locura, los que sepan de eneagrama, el carácter 8 es el carácter los líderes, el carácter fuerte, y de México se dice que es un carácter 8: aman profundamente pero también saben matar. Octavio es muy controvertido pero a él le debemos que tú y yo estamos hablando de esta sustancia y todo el bien que está haciendo.

En Punta Chueca hay gente que tiene problemas con el crystal meth. Yo conocí en Punta Chueca a un hombre de Tijuana que estuvo 15 años enganchado a la heroína. Era un hombre que estaba perdido, y Octavio le encendió la pipa muchas veces. Ahora Berna  es un hombre totalmente retirado de las sustancias.

La existencia del linaje, de una tradición permite el establecimiento de una serie de prácticas de seguridad con la sustancia tras muchas décadas o siglos de prueba-error. ¿Crees que la comunidad del bufo está aún en esa fase experimental?

Cuando tú compartes una medicina, tienes dos opciones principalmente: una es dejar a la persona que haga su trayecto y tú estás simplemente como contenedor y protector, -por si hay alguna convulsión o hay algún movimiento que pueda ser peligroso para la persona- y luego tienes otra opción que es la intervención. Creo que es importante trabajar tu narcisismo y Octavio muy interviene mucho. Hay rumores, que yo no tengo constatados, de que ha habido gente que ha muerto durante sus ceremonias.

¿Trabajan de ese modo en el centro de Octavio Rettig en Hermosillo?

A mí me parece que es un centro súper bonito y muy cuidado y lo que vi que es que se trabaja con mucho cuidado. Cualquier persona que acude tiene que hacer tres ceremonias de kambó (un batracio también que viene del Amazonas que hace una purga bastante fuerte), y luego ya puedes hacer la experiencia con el bufo. Cuando estuve allí no estaba Octavio, pero estaba Omar, que también es médico y como Octavio también fue adicto a la cocaína y a la pasta base. Al llegar al centro, a los pacientes se les hace un historial médico y demás, así que lo hacen todo con muchísimo cuidado.

Más adelante estuve trabajando con Judá Beltrán, que es un chamán de muchos años, que fue pastor evangélico. También interviene mucho, es un tipo que da volteretas… y me salía mucho juicio, me salía este juicio europeo. Al final, todo es medicina y el que hace las cosas las hace por algo. 

Que sea medicina o veneno también depende de la dosis ¿Cuál es la dosis apropiada para una experiencia segura con bufo?

Aquí en Europa se hace con dosis controlada, con pesas pero en Punta Chueca es a las bravas. Hice un par de experiencias con Pancho Chupacabras y su mujer, Úrsula, una eslovena que lleva viviendo muchísimos años en Punta Chueca, y me contaban que antes lo hacían con puro papel, a ojo. Ahora tiene unas cucharillas de metal y ya lo miden un poquito más.

Estamos hablando de miligramos, por lo cual la dosis puede ser entre unos 40 o 90 miligramos cuando se utiliza la sustancia que viene de las glándulas del sapo. Cuando se utiliza la molécula del laboratorio [la 5-MeO-DMT] hay que ser mucho más cuidadoso porque estamos hablando de entre 7 y 14 miligramos, de modo que es mucho más delicado.

¿Existe alguna diferencia entre la experiencia del Bufo y el principio activo sintético?

Yo no noto diferencia entre una y otra. Lo que se dice que está demostrado es que la sustancia que viene en el sapito tiene cardiotóxicos o sea, es tóxico para el corazón. Cuando hablé con Omar, el médico trabajaba en el centro de Octavio, me dijo que la proporción de tóxicos es tan pequeñita que no es peligroso y este hombre médico. En México son completamente contrarios al trabajo con moléculas, porque a nivel simbólico trabajar con una cosa u otra es diferente. Es como tomarte una cápsula con psilocibina o comerte unos hongos. Además, en la sustancia que proviene del sapito hay otro tipo de alcaloides que influyen en el viaje. Yo me inclino por trabajar con el veneno del sapo. 

A decir de los chamanes, la diferencia entre ambos reside en el espíritu, ese concepto elusivo. Animar a utilizar la versión sintética, como hace Hamilton Morris en el capítulo de ‘Pharmacopea’, trata de solventar la cuestión ecológica, la presión que el ser humano está poniendo en esta reducida comunidad de sapos en el desierto de Sonora.

¡Es cierto! Hablemos del sapito, que es aquí el protagonista. El bufo es el único animal de todas las especies en el mundo que tiene el 5-MeO-DMT. Hay pocos animales que tienen que tienen enteógenos y este es el único que tiene esta molécula. El sapo se pasa 8 meses debajo de tierra, período donde reducen completamente su actividad vital. Cuando empieza a llover, que es nuestro verano (julio, agosto y septiembre) salen.

A mí me contaron que, de momento, no hay ningún problema porque hay muchísimos. Incluso hace dos años hubo una plaga. Pero obviamente llegamos los occidentales y cuidado. En México es legal y en Tulum se están haciendo muchas ceremonias; todo indica que va a haber mucha demanda. Parece que de momento no hay ningún problema pero obviamente hay que poner la mira ahí y vigilar pues porque son animalitos. En otras épocas, los europeos expoliamos los recursos de otros lugares. Aún lo seguimos haciendo. Así que no estaría mal que, en este caso, nos acercásemos a aquellas latitudes con el respeto y la humildad debidos.


’Plantas maestras y psicodélicos en terapia’, Fernando Miguel, 3 de abril de 2021.

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