‘Plantas maestras: ayahuasca, tabaco y la búsqueda del conocimiento’

La clasificación botánica sólo contempla dos especies de ayahuasca, la célebre Banisteriopsis caapi y la menos conocida Banisteriopsis inebrians, una liana nudosa que también se utiliza, con menos frecuencia, para elaborar el brebaje medicinal amazónico. Sin embargo, los pueblos indígenas tradicionales contemplam un amplio abanico de lianas ayahuasca, no sólo en función de color y morfología sino también de sus efectos.

La taxonomía que hacen los curanderos y chamanes indígenas y mestizos de las plantas amazónicas no es menos precisa o “científica” que la que ofrece la botánica. De hecho, cada vez son más los investigadores que tratan de tender puentes entre el conocimiento tradicional y la visión cartesiana occidental, dos enfoques complementarios con un mismo objetivo: la consecución del conocimiento.

Es el caso del notable antropólogo y divulgador canadiense Jeremy Narby, autor precoz del libro‘La serpiente cósmica’ (reeditado recientemente en España por Errata Naturae), quien acaba de publicar en inglés ‘Plant Teachers: Ayahuasca, Tobacco, and the Pursuit of Knowledge’, un librito (apenas 136 páginas sin desperdicio) que resume sus conversaciones con Rafael Chanchari Pizuri, médico vegetalista y activista político de la etnia shawi, afincado en Iquitos, capital del Amazonas peruano.

Chanchari y Narby establecen un provechoso diálogo intercultural en torno a dos plantas sagradas, el tabaco y la ayahuasca. El antropólogo Narby, que lleva más de treinta años escuchando y aprendiendo de los indígenas de la floresta, reconcilia el conocimiento indígena y el científico. Como muestra, un botón: es bien conocida la alergia de cualquier científico ante los “espíritus” que suelen habitar la cosmovisión animista indígena. Sin embargo, Narby disecciona la terminología shawi para concluir que cuando se refieren a “espíritus” hacen referencia a “lo invisible”, por tanto, el “espíritu” de la ayahuasca o del tabaco se asemeja más a las moléculas y los principios activos que al “alma” que solemos escuchar con escepticismo cartesiano.

Las variedades de ayahuasca

Los dos primeros capítulos/charlas de ‘Plant Teachers’ están dedicados al tabaco, la planta maestra por excelencia del Amazonas y de todo el continente americano. Es una planta muy bien estudiada por la ciencia, pero también arrastra un fuerte estigma, al estar asociada al tabaco industrial y sus millones de muertos y enfermos, motivados por la prostitución de esta planta sagrada.

En lo que concierne a la ayahausca, Rafael Chanchari distingue entre “muchas variedades de ayahuasca –cielo, trueno, mariri, rayo– con distintas características. Puedes distinguirlas por su color; hablando en general, existe ayahuasca negra y ayahuasca amarilla, si bien cuando vas más al detalle, existe toda una gama. La ayahuasca amarilla es conocida como “cielo” y se usa para medicina y para la visión. Esa es la que yo bebo, y en mi jardín sólo planto “cielo”, y no las otras variedades, que te enseñan maldad y brujería; yo no bebo de esas, si bien otra gente sí lo hace”.

(…) “La ayahuasca cielo es amarilla cuando rascas la liana, mientras la ayahuasca negra tiene un color oscuro. Existen varios tipos de ayahuasca negra: trueno y mariri, y ambas tienen pequeños nudos en sus troncos principales. Es fácil distinguir una de la otra por su color y su forma”.

La distinción entre estas variedades de la liana no es baladí. A la pregunta de su interlocutor, Jeremy Narby, de si es peligroso para un extranjero beber ayahuasca sin conocer esta diferencia, Chanchari responde:

“Sí, es peligroso; es arriesgado. Te voy a contar mi experiencia: yo empecé tomando ayahuasca solo, porque mi abuelo era un ayahuasquero, al igual que mi tío. Más tarde conocí a mi maestro, Fermín Murayari, él era un médico. Le dije “Maestro, quiero aprender”, y me respondió, “Te voy a enseñar, pero no seré yo quien lo haga. Será el espíritu de la ayahuasca el que estudie qué clase de persona eres y qué eres capaz de aprender. Luego, aprenderás”.

El Maestro Fermín y yo bebimos juntos unas quince veces. Una noche me riñó por haber bebido ayahuasca yo solo: “¿Por qué estás aprendiendo brujería? Eso no es bueno porque vas a matar niños, y sus padres sufrirán. Vas a matar mujeres y sus maridos sufrirán. Matarás maridos, y sus esposas también sufrirán. Finalmente, una bala te va a matar a ti (…) Te voy a limpiar. Y podremos seguir bebiendo”.

Los siguientes días, cada vez que bebía ayahuasca, sudaba como nunca antes. Habitualmente, no solía sudar, pero durante aquellos días, sudé muchísimo, y así es como me limpió. A medida que hacía esto, superé muchas pruebas; la ayahuasca acostumbra a testar a la gente que toma. Sentí miedo. Pude ver el mundo cósmico al completo, estaba lleno de sufrimiento y lo encontré bastante desalentador. Estuve a punto de decirle a mi maestro que quería dejar de beber ayahuasca. Sin embargo, esa última noche no volví a ver sufrimiento. Todo se volvió transparente, claro y calmado. El espíritu me dijo “Ahora, pon esto en práctica. Contacta a la gente con la que te gustaría comunicarte”.

(…)

Chanchari considera que, para evitar cualquier peligro, los visitantes “deberían preguntar qué tipo de ayahuasca van a beber. Los médicos no pueden mentir. Esa es una de las cosas que te dice la ayahuasca: nunca debes engañar. Tienes que ser honesto, esto quiere decir que no puedes mentir a la gente. Si sirves ayahuasca negra, tienes que decirle a la gente que se trata de ayahuasca negra, y si es amarilla, que es ayahuasca cielo. Entonces, los extranjeros pueden decidir si toman ayahuasca o no” (…)

“La ayahausca tiene múltiples madres y almas, que pueden transformarse en distintos seres naturales. Si es ayahuasca amarilla o cielo, está asociada con la boa amarilla, y si es ayahuasca negra, con la boa negra. La ayahuasca cielo tiene su propio icaro. Dice así: ‘u ru ru ri, u ru ru ir‘, y cuando cantas esto, la boa viene, brillando y llena de luces. Eso es el ‘uru‘, que significa ‘brillar’”.

Narby, con el maestro asháninka Juan Flores (izq).

Otra taxonomía botánica es posible

La liana ayahuasca fue identificada y clasificada por primera vez por el eminente botánico Richard Spruce, que tuvo ocasión de probar el brebaje amazónico en una fecha tan temprana como 1852, en la localidad brasileña de Urubú-coará. Fue Sprue quien clasificó a la Banisteriopsis caapi dentro del género Banisteriopsis, en el orden de las Malpighiales.

El primer estudio fitoquímico de la Banisteriopis caapi tuvo lugar a comienzos del siglo XX, cuando en 1905 el farmacéutico colombiano Rafael Zerda Bayón aisló, a partir de una muestra de yagé, un alcaloide al que denominó “telepatina” por las propiedades supuestamente telepáticas de la bebida. La última clasificación científica del género Banisteriopsis fue realizada por el investigador norteamericano Bronwen E. Gates, en una fecha tan lejana como 1982.

Aunque, como comentábamos al principio, hay dos especies de liana ayahuasca dentro de la clasificación botánica, algunos estudiosos proponen ampliar esta clasificación para incluir las distintas variedades que distinguen los pueblos originarios, tanto por su fisiología como por sus efectos. Es el caso de la investigadora brasileña Regina Celia de Oliveira, quien en un artículo publicado en Chacruna en 2018 animaba a replantear una “urgente revisión de la clasificación botánica de la liana de la ayahuasca”. Oliveira y el resto de los firmantes del artículo (Christopher Wagg, Bian Labate y Julian Sonsin Oliveira) tratan, como Narby, de tender puentes entre el conocimiento indígena y el científico, si bien, reconocen, “la mayoría del conocimiento indígena no ha sido grabado sistemáticamente, o aparece en etnografías remotas e inacceisbles, y estos hallazgos y notas no han sido comparadas y contrastadas con el conocimiento botánico actual”.

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Enlaces:

‘La Serpiente Cósmica’: ¿vislumbraron los chamanes la doble hélice del ADN en sus visiones?’, Plantaforma, 9 de junio de 2021.

-‘Cuando a la ayahuasca se le llamó “telepatina”’, Plantaforma, 22 de junio de 2020.

‘Ayahuasca, medicina del alma’, Néstor Berlanda y Diego Rl. Viegas. Editorial Biblos, 2012.

‘The Urgent Need to Review the Botanical Classification of the Ayahuasca Vine’, Chacruna, 27 de septiembre de 2018.

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