En noviembre de 2022, el subinspector de la Policía Nacional Marcos Quinteiro, destinado en Galicia, escribió un sorprendente artículo sobre la ayahuasca en la revista ‘Ciencia policial’ del cuerpo de Policía. Alejado del discurso prohibicionista, Quinteiro decidió investigar desde una perspectiva legal y antropológica el mundo de la ayahuasca.
Desde entonces, Quinteiro ha intervenido públicamente en diversos debates y foros, e incluso ofrece cursos sobre la planta ceremonial como parte de la formación de nuevos agentes de la Policía.
En esta entrevista, Marcos Quinteiro reflexiona sobre la legalidad, la cultura y las prácticas en torno a esta planta milenaria, así como sobre el creciente interés científico y judicial que la rodea.
¿Cómo han reaccionado tus compañeros de la Policía a tu artículo y a tus intervenciones públicas en torno a la ayahuasca?
No es un tema que haya tenido tanta repercusión. En el entorno laboral algunos sí se interesan y me preguntan, pero tampoco es algo que se haya extendido mucho. Eso sí, me ofrecieron la oportunidad de impartir unas charlas sobre psicodélicos y ayahuasca. Así que, una vez al año, doy una charla a los compañeros en prácticas, en la que explico qué es y qué no es, sus aspectos positivos y también los riesgos. También hablo de la aplicación que estas sustancias están teniendo actualmente en psiquiatría y psicología, para que vean esa parte más positiva y no tan demonizada de estas sustancias.
Una labor institucional
¿Esta labor didáctica la haces a título personal o institucional?
Fue la división de formación de la comisaría donde trabajo la que me lo pidió. Dentro de las comisarías hay varias unidades, y una de ellas es la de formación. Allí se imparten charlas sobre muchos temas, desde técnicas de cerrajería hasta diversos asuntos útiles para la labor policial. La delegada de formación vio una charla que di en Tarragona [invitado por la Universitat Llovira i Virgil] y mostró mucho interés. Me dijo: “¿Qué te parece si cada vez que se incorpore nuevo personal, das una charla sobre este tema que conoces, para que también se pongan al día sobre estos temas?”. Por ahora es una iniciativa local, pero está oficializada.

Sería muy interesante que esta iniciativa se generalizara, teniendo en cuenta que en tu artículo concluiste que el 90% de los policías ni siquiera habían oído hablar de la ayahuasca.
Esa encuesta la hice entre 2018 y 2019 con 442 compañeros de la Escuela Nacional de Policía, y efectivamente, el desconocimiento sobre la ayahuasca era enorme. Creo que eso ha cambiado, en tanto ahora hay más repercusión mediática sobre el tema.
Ha cambiado entre otras cosas por las operaciones policiales en ceremonias de ayahuasca, o sea, precisamente este interés mediático ha venido un tanto retroalimentado por el propio cuerpo en el que trabajas, ¿no?
Sí, es cierto. Hubo bastantes operaciones y se les dio una repercusión muy fuerte y bastante negativa. Creo que se expuso el tema de forma un poco dura.
Resoluciones absolutorias
Más teniendo en cuenta que las resoluciones judiciales posteriores muchas veces no van en la misma línea que las actuaciones policiales.
Hasta donde sé, todas las sentencias han sido absolutorias, salvo una condenatoria por conformidad de las partes. Las más recientes incluso obligan a devolver la ayahuasca intervenida. Y lo más relevante es que los jueces ya manifiestan en sus resoluciones que la ayahuasca no es una sustancia fiscalizada. En otras sentencias se absolvía por no poder considerarse delito contra la salud pública, pero ahora se reconoce directamente que no está fiscalizada.
¿Qué crees que deberían hacer los profesionales que trabajan con ayahuasca en España para ajustarse a la legalidad?
Difícil me lo pones. No soy jurista, pero creo que sí debería regularse, porque ahora mismo hay una especie de limbo en el que no se sabe qué se puede hacer o no. Muchas veces cito el código ético de Plantaforma, que me parece un buen punto de partida: profesional, riguroso y ético, como indica su nombre.
También es fundamental dar a conocer qué es la ayahuasca, cómo se utiliza y quién la utiliza: desde las comunidades indígenas de Sudamérica que la emplean ancestralmente, hasta su uso actual como apoyo terapéutico. Creo que ese es el camino: extender el conocimiento, que la sociedad entienda la ayahuasca de manera más positiva y, por supuesto, combatir los aspectos negativos que también existen.
Importación de la ayahuasca
Esa sería la parte de concienciación que es la que tratamos de hacer desde Plantaforma, pero luego hay temas que siguen siendo complejos, como la importación de la planta.
No estoy muy al tanto de las normas en aduanas, pero es verdad que al ser un producto que carece de control sanitario, te lo pueden parar. Es como intentar llevar jamón sin un sello o una marca: pueden pararlo y quitártelo.
¿Te gustaría estudiar antropológicamente la ayahuasca en el Amazonas como ya hiciste en Galicia?
No sólo me encantaría, sino que es un proyecto que tengo, la verdad. Además, tengo la suerte de haber conocido a gente como Fidelia [Ronin Wesna], de los Shipibo-Konibo de Pucallpa y a otras personas del Putumayo de Colombia, y unos y otros me han invitado a ir con ellos.
Es un sueño que tengo desde joven. Me apasiona la naturaleza y las plantas, y la Amazonía es el vergel del mundo.
Una buena ocasión para descubrir que la ayahuasca es mucho más que una bebida. Es toda una cultura, un modo de estar en comunión con la Naturaleza, también un poderoso vehículo de cohesión social…
Esa es la opinión que tengo también sobre la ayahuasca, que no podemos cosificarla como una sustancia, es algo mucho mayor, que abarca muchos ámbitos, no solo el tema de la sustancia, sino todo lo que tú has dicho: forma parte de esas culturas tan tradicionales y que para ellos es un puntal de su sociedad. Tratar de entenderlo desde nuestro punto occidental es un poco complicado.
Buenas y malas prácticas
En tu informe y en tus intervenciones incides en la distinción, que desde Plantaforma también hacemos, entre buenas y malas prácticas en torno a la ayahuasca.
Sí, claro. El otro día me preguntaron en un podcast: “¿Qué es más peligroso, la sustancia o quien la administra?”. Yo creo que es más peligroso quien la administra. La ayahuasca tiene un gran potencial positivo, pero puede ser peligrosa si se mezcla con otras sustancias, con medicamentos o si se administra a personas con enfermedades psiquiátricas o cardíacas.
Además, hay personas que no actúan con la profesionalidad debida. Se han reportado casos —más en Latinoamérica que en España— de abusos sexuales durante sesiones de ayahuasca. Esa parte existe lamentablemente también y ensucia muchas veces a todos los demás que están haciendo un trabajo que yo considero positivo.
¿Has propuesto alguna vez una toma de ayahuasca con los compañeros de comisaría?
(Ríe) No, de momento no. Por ahora, me limito a darla a conocer, explicar qué es, cuál es su situación legal en España y hablar de organizaciones como Plantaforma, que trabajáis de manera seria en este campo. Pero no he ido más allá.
El futuro de la ayahuasca en España
¿Hacia dónde crees que bascula hoy el péndulo legal de la ayahuasca, hacia una mayor apertura o a un mayor cierre?
Es difícil de prever. Por un lado, vivimos un renacimiento psicodélico avalado por científicos de la farmacología, la neurociencia y la psiquiatría. Todo eso apunta a una posible legalización. Pero al mismo tiempo, vemos cómo países de Europa la prohíben: Francia, ya desde hace años, o más recientemente Italia. Entonces el futuro es un enigma, no sabría decirte hacia qué dirección va el péndulo… es bastante azaroso, porque de repente puede pasar cualquier cosa, puede haber un accidente o puede haber un descubrimiento científico. Es un péndulo bastante azaroso.
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