Moatiabi Noi-Ananti Xobo, un proyecto liderado por mujeres para proteger la selva amazónica y la tradición shipibo-konibo
Fidelia Franco ha luchado toda su vida contra una doble discriminación: ser indígena y ser mujer. Ser indígena en el Perú es pertenecer a la casta más baja de la sociedad, una sociedad, como muchas en Latinoamérica, que reniega de sus orígenes mientras mira y admira al hombre blanco. Si además de indígena, naciste mujer, la discriminación es doble: el machismo proliera tanto entre los grupos indígenas como entre blancos y criollos.
Ronin Wesna («Madre de la Anaconda», nombre shipibo de Fidelia) ha transitado el camino de ida y vuelta desde su aldea originaria en los márgenes de Pucallpa hasta Lima, la vetusta y superpoblada capital del país. Ahora, en su nueva reencarnación, Fidelia/Ronin Wesna lidera un proyecto que quiere proteger la selva de la voracidad de las empresas extractivistas, que ven en el Amazonas un botín para seguir engrosando su cuenta de resultados.
«Conocí la ayahuasca desde muy chica -me cuenta Fidelia durante nuestro encuentro en Ibiza-. Empecé este camino porque vengo de un linaje de médicos tradicionales. Mi papá también es médico con la planta floripondio».
Fidelia es tímida, cercana y extremadamente amable. Sus boca y sus ojos sonríen constantemente, si bien el recuerdo de los males que asolan su tierra -ahora, una terrible sequía, y siempre, la violencia y el abandono por parte del Gobierno- hacen que su mirada se nuble tras una profunda tristeza. Durante la entrevista, también llorará al recordar a su maestro, Senen Pani (Antonio Muñoz era su nombre español), fallecido prematuramente en 2021 por el Covid.
El “purgatorio” de Lima
La etnia shipibo-konibo es mundialmente conocida gracias a la ayahuasca. Los ikaros y la rica imaginería del ‘kené’ shipibos están íntimamente asociados a la cultura indígena ayahuasquera, mientras muchos onayas (sabios) de este grupo étnico son demandados para compartir la medicina amazónica en todo el planeta.
No obstante, como muchos otros shipibo, Ronin/Fidelia tuvo que pasar por el purgatorio antes de dedicarse completamente al curanderismo. El “purgatorio” se llama en este caso Cantagallo, un barrio desolado a las afueras de Lima donde emigran muchos shipibo en busca de una oportunidad y/o huyendo de la violencia y el hostigamiento de las orillas del Ucayali, en el corazón de la selva del Perú.
La tradición shipibo-konibo
Fidelia volvió a su poblado natal, Amaquiria, a tres horas de Pucallpa, Ucayali abajo, y retomó la labor de sus ancestros: el vegetalismo y el textil de diseño kené. Pero el modo de vida tradicional de la comunidad se veía amenazado por la continua depredación del bosque original, vivero de alimento, refugio y medicinas para los shipibo-konibo. Una gigantesca plantación de palma está devorando palmo a palmo la floresta original.
«Las grandes empresas transnacionales entran en la selva y talan nuestros árboles. Nosotras hemos salido 34 veces en Lima para pedir al Gobierno que que por favor pare esto y nunca fuimos escuchados. Y desde allí yo pensé, como mujer indígena, si no hay apoyo de nadie, yo puedo hacerlo. Un día le dije a mi hija: “mira, yo voy a hacer un proyecto”», explica Fidelia.
Ronin Wesna y sus hermanas decidieron crear un santuario, Moatiabi Noi-Ananti Xobo (“Templo del Amor Ancestral”), un ambicioso proyecto que engloba la conservación (siete hectáreas de bosque primario); la medicina ancestral (un centro de retiros) y un albergue para los miembros más vulnerables de la comunidad, ancianos y niños huérfanos.
Moatiabi Noi-Ananti Xobo «es un proyecto ambicioso y hermoso, impulsado por la intención, la energía y el amor por nuestro planeta y sus habitantes», reza el documento fundacional del proyecto, que está saliendo adelante gracias a la colaboración de un grupo de voluntarios canarios que han conocido a Fidelia y su comunidad en dietas y ceremonias amazónicas.
Los tres principales objetivos del proyecto son:
- Frenar la deforestación impulsada por intereses comerciales, ayudando en la lucha global contra el cambio climático.
- Proteger especies únicas de plantas y animales que están en riesgo de desaparecer debido a la destrucción de su hábitat natural.
- Preservar las tradiciones, lengua y conocimientos del pueblo Shipibo-Konibo, garantizando que sus prácticas ancestrales perduren para las generaciones futuras.
Si estás interesado en recibir más información, escribe a mnaxobo@gmail.com, o participa en el ‘crowdfunding’ del proyecto:
Enlaces:
- ‘Adiós al maestro Antonio Muñoz Burga, “Senen Pani”, el sabio de la ayahuasca’, El Comercio de Perú, 3 de marzo de 2021.
- ‘Cantagallo: una comunidad que usa su arte para reclamar el agua ausente 23 años’, Universidad de Lima, 24 de julio de 2023.
- ‘Un maño en el país de los shipibo’, Plataforma, 22 de agosto de 2022.