Òscar Palet, abogado: «La ayahuasca no es una droga. Destruirla es ilegal»

La ayahuasca está cada día más presente en los medios de comunicación, si bien la información que se difunde suele estar dirigida por los gabinetes de prensa policiales. En su doble condición de abogado y experto en el sector audiovisual, Òscar Palet Santandreu, presenta batalla en ambos frentes: en los juzgados, como abogado penalista, y en los medios de comunicación, contraponiendo el relato de la policía que considera la ayahuasca una sustancia ilegal y la vincula a una práctica sectaria.

Aquí puedes ver y escuchar la entrevista completa con Òscar Palet.

A continuación, algunos extractos de la entrevista.

«Ahora mismo no es sólo una batalla jurídica. Los medios de comunicación ejercen una importante presión. Las leyes muchas veces están condicionadas por lo que aparece en las noticias. Por ejemplo, la policía ha anunciado recientemente su Plan Integral contra Sectas Destructivas y, como sabemos, “secta” no es un término jurídico sino sociológico. Utilizar este término no es inocente, porque incide en una valoración negativa, muchas veces vinculada con un líder carismático, con relación al engaño, pero la pertenencia a una secta no es un delito. 

El plan incide en la etiqueta de “destructivas” y, tal y como se aprecia en las fotos, también lo relacionan con el consumo de ayahuasca. En el plan afirman que las sectas más peligrosas son las que “mezclan filosofía, religión y esoterismo”. Sin embargo, tener esas creencias no es ilegal. Tenemos derecho a libertad de conciencia, la libertad de creencia y no obstante, parece, no que hay una cierta confrontación respecto a las creencias personales. Si hay delito hay que perseguirlo, pero lo que no puedes prohibir ni perseguir es una determinada creencia. Como bien sabemos por la historia, el uso del término “secta” ha sido muy usado por el estado para luchar contra movimientos que se consideraban peligrosos para las estructuras sociales, la seguridad ciudadana». 

«En los atestados policiales se dice además, textualmente, que «estos grupos están esperando la incipiente llegada de la era de Acuario consistente una especie de revolución o cambio sistémico del mundo, una mayor consciencia ecológica, vuelta a los orígenes, una era más consciente con las personas más evolucionadas y un discurso de rechazo hacia las instituciones sanitarias a la ciencia y sus propuestas distanciamiento de los programas educativos y una manera muy diferente a entender el mundo el mundo y los sistemas sociales, que incluyen nuevas costumbres nuevas pautas y cambios incluyendo el concepto de familia, pautas educativas, de crianza, etcétera». Esto no es delito. Que alguien espere la Era de Acuario no le convierte en un delincuente. 

«Empezaron con delito contra la salud pública, que no se sostiene de acuerdo a la gran jurisprudencia que hay en España y por eso el caso el primer caso no de de operación policial en Asturias fue archivado, incluso tuvieron que volver todas las sustancias incautadas estableciéndose que no había ningún peligro para la salud pública, 

Después, siempre intentan vincular la presencia de menores que también, en el caso de Asturias, se demostró que era falsa. Son mensajes que están llamando al peligro: «son sectas peligrosas, son sectas destructivas, son sectas manipuladoras», con la intención de generar un loop. Entonces a partir de ahí, entran distintos cuerpos: entra Hacienda. Bien, sabemos que el delito fiscal empieza a partir de los 300.000 euros y yo no me he encontrado con ese caso. Luego entran también con el tema laboral, la falta de altas en la Seguridad Social…»

«[La supuesta ilegalidad de la ayahuasca] es una interpretación jurídica que claramente es errónea y no sé hasta qué punto generar alarma, tanto en sus atestados como en la prensa, cuando al final la jurisprudencia es clara. Solamente hay que ir a una base de datos para saber de qué estamos hablando, pero ellos no obstante, parece que esa parte se la olvidan, y van directamente a una opinión respecto a lo que es una secta.

Es importante recordar que en las operaciones policiales hay una serie de derechos: derecho a guardar silencio, derecho a no declarar contra sí mismo y derecho asistencia de un abogado. Lo digo porque muchas veces los cuerpos policiales, con todo el respeto que me merecen, generan lo que llaman declaraciones espontáneas, y es importante recordar que no tenemos por qué contestar a un agente policial».

«Hay una serie de cuerpos o personas dentro de la administración pública que consideran que la ayahuasca y sus prácticas son peligrosas. Como al final he trabajado en varios de estos casos, pude ver cara a cara a los instructores, yo puedo hablar con directamente con él y mi impresión es que realmente esta persona creía que esto [la ayahuasca] era algo muy peligroso. Yo le decía que la jurisprudencia es clara, ¿por qué entráis en esto si vais a perder? Y él me decía,” no, vamos a cambiar la jurisprudencia”. Ellos tienen una intención de cambiar la situación legal a base de presión y no son dos agentes aislados sino que tienen muchísimos medios; están distintos cuerpos involucrados incluso inteligencia. Suena como como película, pero también están metidos los servicios secretos».

«Esto de las denuncias anónimas es propio de tiempos de la Inquisición, pero al menos en aquel período, el Tribunal sabía quién era el denunciante. Ahora mismo, tenemos un email donde el anonimato es absoluto. Si existe una denuncia anónima sin ningún conocimiento de causa es suficiente ahora mismo para generar una operación. Esta operación provoca una presión muy potente sobre los grupos porque, si bien la ayahuasca no está fiscalizada, los juicios se están eternizando, por ejemplo en el análisis de las sustancias, de modo que las operaciones quedan abiertas, provocando gastos e incertidumbre entre los acusados».

«Estos atestados policiales no sólo niegan realidad jurídica sino que también soslayan la evidencia científica. Instituciones como ICEERS han hecho mucho trabajo de investigación, y hay muchos informes científicos y médicos que avalan la ayahuasca supone una esperanza para el tratamiento de dolencias psicológicas». 

«Quizás tener una visión más abierta con relación a estas sustancias puede ser también una manera de estar más en línea con el desarrollo tecnológico. Estamos en un cambio de era y existe mucho debate respecto a cómo nos relacionamos entre nosotros y con la Naturaleza. No creo que la ayahuasca venga a destruir nada en todo caso puede suponer una esperanza para la humanidad».

 «Este movimiento viene del laicismo francés. Hace unos 20 años se prohibió allá la ayahuasca y hace poco se ha prohibido también en Italia, siguiendo el mismo modelo. La posibilidad de un cambio legislativo está ahí, no es algo descartable (…) Yo recuerdo una charla de Jerónimo Mazarrasa, de ICEERS, que hablaba de un semáforo, y me gustó mucho el símil. Pasamos del semáforo verde, cuando nadie hacía caso a los grupos de ayahuasca, a los ataques indirectos, que sería el semáforo en ámbar, y tenemos la sensación de que en cualquier momento podría ponerse en rojo. El rojo es la prohibición total».

«[La policía] no solamente inicia la operación policial, sino que además utilizan tu imagen, cuando ni siquiera has sido condenado y tu procedimiento está totalmente paralizado, pero te mantienen ahí en la foto como si fueras un delincuente súper destructivo».

«En España tenemos el paraguas del autoconsumo y los clubs de cannabis han llevado esta posibilidad al siguiente nivel que es el autoconsumo compartido (…) Yo hace un tiempo justamente cuando vino Taita Querubín, empecé esa idea de hacer un club de autoconsumo compartido de ayahuasca. Es cierto que la ayahuasca no es fiscalizable, pero esta estructura aporta el armazón antes de que suban las mareas: dentro del autoconsumo compartido, que es un oasis que tenemos en España, hay unos criterios jurisprudenciales que podemos defender la legalidad de un autoconsumo no solo personal, sino en el grupo, puede generar una estructura para protegerse ante una evolución de digamos del ámbar al rojo y, por otro lado, alega a la autorresponsabilidad de los miembros del club: soy auto consumidor, me hago totalmente responsable y lo hago de forma compartida».

«Hay una evolución en los juzgados. Desde hace aproximadamente un año, los institutos de toxicología ya son capaces de determinar el porcentaje de DMT de la ayahuasca. La ayahuasca, por mucho que contenga DMT, la JIFE (Junta Internacional Fiscalización de Estupefacientes) determina claramente que no es una sustancia fiscalizable. Por tanto, los juzgados archivan la causa, porque no es una sustancia fiscalizable y no puede entrar en el artículo 368 del Código Penal con relación al tráfico de drogas, delito contra la salud pública, etc, (…) Los propios cuerpos policiales están acelerando el proceso de destrucción de la ayahuasca, de modo que cada vez es más difícil conseguir la devolución».

«Yo creo que están aumentando los casos [de incautaciones de ayahuasca]. Creo que es parte de esa operación de cortar el grifo, Hasta hace un año lo normal era empezar un procedimiento penal como delito contra la salud pública y normalmente este se archiva, pero ahora sucede que, con la presión que están ejerciendo ahora los tribunales, alguno de estos casos de incautación vayan a juicio y entonces toca luchar por la la absolución. Esa es la forma tradicional de cómo se ha estado encarando esta situación. Ante las recuperaciones de ayahuasca se han abierto otro tipo de procedimientos que son menos pesados para quien los padece, pero también son más lentos y farragosos, que son los procesos administrativos. Ante un proceso administrativo hay como dos vías: una de es que a la persona que llega por el aeropuerto le proponen firmar una hoja para la destrucción. Cuidado, que si firmas la destrucción da igual que te vayas dos minutos y llames al abogado, porque entonces ya lo habrán destruido. Si no la destruyen, pasa el procedimiento administrativo con el mismo final: no hay una norma administrativa que diga que es una sustancia perniciosa para la salud. En ese caso, el procedimiento es el mismo -solicitar la devolución- pero como digo los procesos administrativos son más lentos y farragosos y además hay una cuestión que lo complica que son los silencios administrativos. 

(…) En cuanto a los procesos penales, tenemos la ley a nuestro favor. Los instrumentos internacionales son los que determinan qué sustancias son consideradas como drogas. Entonces podemos decir que la ayahuasca no es fiscalizable, no es una sustancia que entre en el Código Penal. Mi opinión es aprovechar esta posición y permitirse decir: esto es ayahuasca, es para mi autoconsumo y esto aplica igual con otras plantas o cactus, como el San Pedro, pues por mucho que el principio activo esté contenido en la lista de sustancias ilegales, las plantas no lo están». 

«Destruir la ayahuasca es ilegal. Hay un procedimiento para la destrucción de sustancias, y para que se realice esa destrucción tiene que encajar en la consideración como droga. Si partimos del principio que se archiva o se absuelve porque no se puede considerar una droga, pues esa normativa de destrucción de sustancias aprendidas no se le puede aplicar. Por tanto, como no es droga y lo estás reclamando, hay que devolverlo. No porque una sustancia pueda considerarse peligrosa para la salud esto le hace entrar en la categoría del ilícito penal,  del 368 del Código Penal (…) Se produce en una irregularidad, porque no es la policía quien tiene potestad para destruir la ayahuasca. El procedimiento consiste en que el juez tiene que dar voz a las partes: fiscalía y defensa, aplicando las garantías (…) Lo que no se puede hacer en derecho penal es estirar en los artículos.Es muy estricta la aplicación del derecho penal; tiene ser por defensa muy rigorista en su aplicación. Si fuera una droga, hablaríamos de otra cosa, pero como no tiene esa consideración, el procedimiento es el que es».

«Yo diría que la gran mayoría. Personalmente recupero el 50/60%, antes recuperaba el 80% pero noto que están apretando más fuerte y que te lo destruyan antes o no te lo comunican».

«Nosotros como españoles deberíamos, y lo digo casi como llamado a las autoridades, tener una especial sensibilidad con las culturas ancestrales de esos pueblos de Latinoamérica donde hemos estado tantos cientos de años. A mí me resulta muy llamativo que no haya una embajada cultural de los pueblos originarios. Hay un desconocimiento total de cuáles son los pueblos originarios, de sus tradiciones. Creo que habría que hacer una restauración, darle valor a esas culturas y al menos acceder a ellas desde una perspectiva más abierta y más objetiva (…) Creo que debería haber una mayor sensibilidad y cariño hacia nuestros hermanos indígenas».

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