«Aquí compartimos lo aprendido, no enmascaramos la verdad, el miedo a la ignorancia te hace ignorante, la honestidad te hace brillante».
De la página web de Afinando el Alma
En agosto de 2021, durante los últimos coletazos de la pandemia, saltó a los titulares el caso de una pareja de Alicante que había sido detenida por ofrecer ayahuasca, san pedro, Bufo alvarius y otras sustancias enteógenas en su centro, llamado ‘Afinando el alma’. La detención vino acompañada de la consiguiente nota de prensa y vídeos de la Guardia Civil, acusando a la pareja, Juan y Daiva, de un delito contra la salud pública.
El caso nunca ha llegado a juicio y, de hacerlo, posiblemente los encausados serían declarados inocentes, como ha sucedido con la práctica totalidad de juicios sobre ayahuasca celebrados en los últimos años en España.
Sin embargo, el caso de Afinando el Alma es mucho más interesante de lo que denota la información de los medios en aquel momento (un corta y pega de la información suministrada por la Guardia Civil, como suele ser habitual): Juan Diego Eldorado acabó involucrado en un proceso judicial y un registro policial porque la asociación dedicó cuatro años a intentar regularizar su trabajo, desde la importación de las plantas hasta la celebración de las ceremonias propiamente dichas.
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