El pasado 10 de junio se cumplieron 30 años desde que el presidente Nixon declarara la “Guerra contra las Drogas”. En un discurso especial ante el Congreso, prometió una respuesta federal coordinada a la drogadicción, que describió como una “emergencia nacional” que “destruye vidas, destruye familias y destruye comunidades”.
Cincuenta años, cientos de miles de millones de dólares y millones de muertos después, Estados Unidos no sólo no la logrado ganar la “guerra contra las drogas” sino que ha sumido al mundo entero en una cruzada de destrucción, dolor e inseguridad y que, lejos de resolver el problema, ha creado otros impensables hace medio siglo: emporios criminales capaces de doblegar estados, una población reclusa que no deja de aumentar (especialmente en los Estados Unidos) y la criminalización de los consumidores, convertidos en víctimas colaterales de un problema que se ha enfocado desde la represión y la moral, en lugar de hacerlo desde la ciencia y la salud.
Sin embargo, algo empieza a moverse en Washington y también en el Reino Unido, país que secundó desde el principio la infame “guerra contra las drogas” con la ley ‘Misuse of Drugs Act’ de 1971.
Leer más