«¿Por qué todo el mundo conoce a María Sabina y nadie conoce a Salvador Chindoy? Este es el hombre que nos presentó a la ayahuasca», se preguntaba el etnobotánico Mark Plotkin durante su intervención en el reciente encuentro ESPD55, organizado por Dennis McKenna y su McKenna Academy.
Efectivamente, Salvador Chindoy, taita del pueblo kamsá o kamëntsá, que habita en el Valle de Sibundoy, en el Putumayo colombiano, fue el primero en convidar yagé a Richard Evans Schultes, eminente biól0go estadounidense que sentó las bases de la etnobotánica moderna. Schultes viajó por primera vez al Amazonas en 1941 como investigador de la Universidad de Harvard, como parte de una expedición que pretendía estudiar variedades de caucho resistentes a enfermedades, en un esfuerzo de liberar a Estados Unidos de la dependencia de las plantaciones asiáticas, en manos de Japón tras la ocupación de Indochina. El caucho era un material crítico para vencer la II Guerra Mundial, en pleno fragor en aquel momento.
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