Resulta cuando menos sorprendente que una expedición impulsada por un gobierno militar acabara con la legalización de la ayahuasca… y la expansión por todo el país de la religión que se pretendía reprimir, el Santo Daime.
Esto es, a grandes rasgos, lo que sucedió en Brasil entre 1982 y 1987, en un momento clave de la historia del Santo Daime: el éxodo de cientos de seguidores del Padrino Sebastián (sucesor no oficial del fundador de la fe, el Mestre Irineu), primero a Rio de Ouro y, finalmente, en 1983, a Ceu de Mapiá, en plena selva amazónica y a varias horas de barca de la ciudad más cercana.
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